Cuando configuramos una cuenta de usuario en Windows, el sistema operativo nos da a elegir el nivel de permisos que la queremos dar, ya sea permisos de usuario estándar, o limitados, o permisos de administrador, o globales. Por comodidad, normalmente casi siempre solemos dar a todos los usuarios del equipo los permisos de administrador, permitiendo que estos puedan hacer todo tipo de cambios en el sistema, un error. Incluso a veces, aunque solo seamos nosotros quienes utilizamos el ordenador, también puede ser un error utilizar diariamente una cuenta con permisos de administrador. Entonces, ¿qué tipo de cuenta es mejor utilizar en Windows?
Antes de nada vamos a explicar las diferencias entre las cuentas estándar y las cuentas de administrador.
Una cuenta con permisos estándar es una cuenta limitada que solo puede realizar determinados cambios en el sistema, como, por ejemplo, cambios que solo afecten al usuario (cambiar iconos, fondo, etc) pero que no cambios que afecten al sistema en general, como, por ejemplo, cambios en el registro o instalar programas.
Las cuentas de administrador, al contrario, son cuentas con un mayor nivel de privilegios (aunque no absoluto, ya que dicho nivel solo lo tiene el Kernel de Windows con el usuario SYSTEM). Los usuarios administradores pueden realizar todo tipo de cambios en el sistema, como cambios en la configuración, en el registro, instalar programas, e incluso cambios sobre el resto de usuarios con menor nivel de privilegios.
Normalmente, lo único que necesitan los usuarios administradores para poder realizar ciertos cambios de alto nivel en el sistema es autenticarse con la contraseña, o ni siquiera eso, todo depende de la configuración del UAC de Windows. UAC se encargará también de controlar a los usuarios estándar cuando estos quieren realizar cambios en el sistema, y les pedirá autenticación cuando quieran realizar algún cambio importante en el sistema.
En resumen, mientras que las cuentas estándar son ideales para navegar por Internet o jugar, las cuentas de administrador son básicamente para realizar cambios.
Entonces, ¿qué cuenta de usuario debería utilizar para el día a día?
Los usuarios administradores tienen acceso a prácticamente todos los recursos del sistema, por lo que las aplicaciones que se ejecuten con este nivel de privilegios también lo tendrán. Esto, en la mayoría de los casos, no supone un problema, pero en el caso de que un malware llegue a nuestro sistema puede sí serlo, ya que dicho malware tendrá igualmente los permisos de administrador. Igualmente, si un usuario sin demasiados conocimientos empieza a perderse por la configuración del sistema operativo puede llegar a realizar cambios, sin nada que se lo impida, que lleguen incluso a estropear el sistema.
En el caso de un usuario con permisos estándar, el malware estará mucho más limitado a la hora de ejecutarse en el sistema, siendo casi siempre un mal menor y no llegando a comprometer nuestro equipo, pidiendo permisos de administrador al ejecutarse (y, si no se los damos, estando a salvo). Además, los usuarios con estos permisos limitados no podrán hacer cambios por error en el sistema, ni instalar aplicaciones que puedan suponer un peligro, por lo que, en este sentido, no hay peligro.
Los usuarios con permisos de administrador deben evitarse para el día a día
Si tenemos conocimientos avanzados sobre informática y seguridad, utilizar una cuenta de administrador para el día a día no supondrá ningún problema, y podremos trabajar con el ordenador con total comodidad.
Si no tenemos muchos conocimientos de informática, lo mejor que podemos hacer es crear un nuevo usuario con permisos estándar y empezar a utilizar este en lugar del usuario administrador, dejando este solo para abrirlo manualmente cuando lo necesitemos, por ejemplo, al instalar programas o para realizar determinados cambios avanzados.
¿Utilizas una cuenta con permisos estándar o una cuenta de administrador en Windows?