El registro de Windows es una base de datos donde el sistema operativo guarda todo tipo de información y de configuraciones tanto propias como de los programas que tenemos instalados. Este registro está cambiando constantemente. Cada vez que instalamos, actualizamos o usamos un programa se crean o modifican distintas entradas en él para que todo pueda funcionar con normalidad. El problema es que, con el paso del tiempo, van quedando entradas innecesarias en el registro, entradas huérfanas de programas que solo aumentan el tamaño de este.
Cuando hablamos de realizar un mantenimiento a Windows, una de las tareas a las que se suele hacer referencia es a limpiar el registro. Como analizar una a una las entradas de esta base de datos (tiene miles de ellas) es literalmente imposible, existen programas para limpiar el registro que lo hacen automáticamente. Estos programas se encargan de analizar todo el registro automáticamente y localizar todas aquellas entradas innecesarias, que no sirven, y que se pueden eliminar sin que ocurra nada.
El problema es que estos programas a menudo fallan. Y una mala limpieza del registro puede llegar incluso a dejar nuestro ordenador totalmente inservible.
Problemas al limpiar regedit
La mayoría de los limpiadores suelen borrar entradas que se encuentran en una base de datos propia. Entre ellas podemos encontrar, por ejemplo, asociaciones de archivos, claves de licencia de programas, configuraciones y otros valores necesarios para que Windows, o programas concretos, funcionen correctamente.
Si un programa borra estas entradas, los problemas que nos podemos encontrar son de todo tipo. Lo más fácil es que un programa pierda su licencia, o deje de funcionar. Este es el menor de los problemas, ya que podríamos volver a instalarlo para repararlo y que vuelva a funcionar. También puede ocurrir que algunos archivos de Windows queden huérfanos al perder la asociación con el programa que queríamos usar para abrirlos. También podemos perder vínculos con librerías DLL y hacer que aparezcan errores al abrir o usar software. De nuevo, fácil solución.
Los problemas empiezan cuando se borran solo parte de las entradas. Por ejemplo, si tenemos un programa instalado, y el limpiador borra solo algunas de las entradas de registro. El programa deja de funcionar, pero no podemos reinstalarlo porque ya está instalado. Y tampoco desinstalarlo porque, para Windows, no existe. También pueden aparecer problemas con algunas funciones o características de Windows, e incluso que se dañe el arranque del sistema.
Evita problemas al modificar o limpiar el registro de Windows
Regedit es una pase esencial y crítica para el funcionamiento de Windows. Si no tenemos conocimientos sobre él, lo mejor que podemos hacer es dejarlo tal cual, sin modificarlo. Así nos aseguraremos de no meter la pata y estropear Windows. Sin embargo, hay algunas configuraciones o tareas que nos obligan a realizar cambios en esta base de datos.
Por ello, siempre que vayamos a realizar cambios en él, ya sean manuales, ejecutar un script que nos bajemos de Internet, o confiar en uno de los programas de limpieza que acabamos de ver, es esencial hacer una copia de seguridad de regedit.
Que limpiar el registro de Windows mejora el rendimiento del PC es un mito. Incluso, a día de hoy, es totalmente innecesario usar programas, como CCleaner, que pueden darnos más problemas de los que solucionan. Con dejar que Windows administre su registro, y que se limpie a sí mismo con el Sensor de Almacenamiento de Windows 10, es suficiente para tener nuestro PC siempre a punto.
En caso de que algo salga mal, esta copia de seguridad nos permitirá restaurar los cambios (aunque sea desde el Modo Seguro) para hacer que el PC vuelva a funcionar sin problemas.