Cuando compramos un ordenador nuevo (portátil, sobremesa, etc), este suele venir con Windows instalado en la mayoría de los casos. Y, como se trata de un sistema operativo de pago, la licencia viene incluida ya en el precio. Algunos usuarios optan por comprar un portátil sin sistema operativo que les permita ahorrarse el precio de esta licencia y, pagando lo mismo, tenga mejores prestaciones. Y, además, hay una tercera alternativa para aquellos que no quieren pagar una clave de Windows, y tampoco complicarse la vida: comprar un portátil con Linux.
Aunque no es muy común, y no todos los fabricantes lo hacen, si buscamos un poco por Internet podemos encontrar ordenadores portátiles que vienen con una distribución de Linux instalada como sistema operativo original. El sistema Linux, como ya sabremos, es un SO totalmente gratuito y de código abierto, por lo que podemos bajarlo (en forma de distribución), instalarlo y usarlo sin tener que pagar ni un solo euro.
Lo extraño es que, cuando buscamos un ordenador portátil con Linux, lo primero que nos llama la atención es que por llevar este sistema operativo ya es más caro. Podemos comparar un portátil sin sistema operativo, el mismo con Windows y el mismo con Linux y nos daremos cuenta de que los dos últimos cuestan lo mismo. Incluso puede que el de Linux cueste algo más.
Linux es un sistema operativo gratuito y de código abierto. Sin embargo, igual que hay algunas distribuciones que son de pago, los fabricantes se reservan el derecho a cobrar un sobrecoste a sus portátiles a cambio de algunos beneficios. Vamos a ver algunos de los más comunes.
Pagamos una experiencia out-of-the-box
Es cierto que no tenemos que pagar por la licencia de Linux como sí ocurre con Windows. Pero para instalar y configurar Linux en ese ordenador, y darnos una buena experiencia de uso, el fabricante ha tenido que dedicar tiempo y recursos. Y es eso precisamente lo que pagamos.
Cuando compramos un ordenador con Linux instalado, nos aseguramos de que nada más encenderlo ya tenemos la distro lista para funcionar. No vamos a tener ninguno de los típicos problemas que nos podemos encontrar cuando instalamos Linux de cero, como que el Wi-Fi no funcione, o que algunos elementos puedan no ir del todo bien.
También es importante tener en cuenta que nos estamos ahorrando muchos pasos técnicos necesarios para poner en marcha el SO. Por ejemplo, no tendremos que elegir qué distro queremos usar, bajarla, crear un USB de instalación… Y tampoco vamos a tener que configurar nada. Estos sistemas vienen ya listos de fábrica para funcionar, y salvo aspectos de personalización (como cambiar el tema o el fondo), no tendremos que hacer absolutamente nada más.
Por último, pero no menos importante, nos estamos asegurando de que el hardware va a tener soporte a largo plazo. Aunque es raro encontrar hardware que no funcione adecuadamente con Linux, hay algunos componentes que sí nos pueden dar algún que otro dolor de cabeza. Si hemos comprado un portátil certificado con Linux, será el propio fabricante el que tendrá que darnos soporte para poder configurarlo y seguir trabajando con él.
Y, si nos arrepentimos en el futuro, basta con bajar la ISO de Windows, copiarla a un USB e instalar el sistema operativo de Microsoft en el portátil. Además, recordamos que podemos encontrar en Internet una gran cantidad de tiendas online (incluso en la propia Amazon) donde nos venden licencias OEM de Windows muy baratas. Así, si al final acabamos con el sistema operativo de Microsoft, podremos tenerlo con una licencia 100% legal, sin activadores ni programas extraños.
Linux es cada vez más fuerte
Hasta hace no tanto, Linux era un sistema operativo «para hackers». Sin embargo, por suerte, las cosas han cambiado. Aunque la gente sigue teniendo miedo a este sistema operativo, trabajar con él no es más complicado que hacerlo con cualquier otro sistema, como Windows o macOS. Casi todos los Linux tienen una interfaz gráfica muy sencilla de usar, similar a la de Windows, y también cuentan con las mismas apps que podemos usar en cualquier otro ordenador.
Además, hay grandes empresas como Valve (Steam) que están apostando muy fuerte por los sistemas Linux. El mayor distribuidor de videojuegos para PC no solo esté trabajando en para que cada vez más juegos sean compatibles con este SO gracias a Proton (entre otras cosas). Valce también también apuesta por hardware con un Linux de serie, como son las Steam Deck. Y esto es una muestra clara de que este SO está viviendo una era dorada que, esperamos, dure mucho tiempo.
Comprar un portátil con Linux no solo facilitar, aún más, el poder usar este sistema sin complicaciones, sino que también nos permite apoyar este ecosistema e incentivar a Microsoft a ponerse las pilas para mejorar Windows frente a una amenaza real que le podría hacer perder millones de dólares en licencias.