Windows 11 ya está entre nosotros… o al menos entre los que cumplan los exigentes, y polémicos, requisitos mínimos con los que Microsoft sorprendió a los usuarios. Y es que este nuevo SO no solo es un Windows 10 con esquinas redondas y un nuevo menú inicio, sino que es un sinónimo de obsolescencia programada, dejando fuera de soporte ordenadores de gama alta solo por tener más de 5 años de antigüedad. Y todo, por supuesto, tiene fines comerciales ocultos.
A pesar de las quejas y críticas por parte de los usuarios, Microsoft no da su brazo a torcer, y es que, o bien cumples con los requisitos impuestos, o si actualizas a la fuerza tendrás problemas. Y la única solución que ofrece el fabricante es clara, directa y sencilla: si no puedes actualizar a Windows 11, directamente compra un PC nuevo. Así podemos verlo en esta entrada del blog de Windows.
Los polémicos requisitos del SO
Seguro que a estas alturas ya conoceremos cuáles son los polémicos requisitos del nuevo sistema operativo. La verdad es que, en términos generales, estos no son nada del otro mundo. Tenemos, por ejemplo, una CPU de 64 bits, dos núcleos y 1 GHz de velocidad, 4 GB de memoria RAM y 64 GB de espacio libre en el disco. Requisitos que la inmensa mayoría cumple holgadamente. Sin embargo, los problemas vienen después. Para poder instalar el SO, la CPU debe ser una Intel de octava generación en adelante (o AMD Ryzen 2000), tener un sistema UEFI con Secure Boot, y un chip TPM 2.0 en la placa base.
Cualquier ordenador OEM vendido desde hace 5 años debería venir con estos requisitos, ya que los fabricantes debían cumplirlos para poder traer Windows instalado de serie. Pero aquellos PCs más antiguos, o montados por piezas puede que no cumplan algunos de ellos, especialmente el del TPM 2.0.
¿Por qué estos requisitos? Windows 10 ha tenido muchos problemas, sobre todo en lo relacionado con las actualizaciones del sistema operativo. Y esto se debe, en parte, al poco control que tenía sobre el hardware de los ordenadores. Al requerir el chip TPM 2.0, Microsoft se asegura de que el equipo es relativamente moderno, y tiene más control sobre los distintos apartados del PC para garantizar que las actualizaciones se instalan sin problemas. Además, el aumento de RAM, CPU y espacio disponible asegura que el PC sea lo suficientemente potente como para mover sin problemas el SO.
Pero, si la compañía puede sacar tajada de esto, ¿por qué no hacerlo?
Compra un ordenador nuevo, pero no cualquiera: una Surface
Tal como podemos ver en el artículo de Microsoft, la compañía intenta darnos varias razones para cambiar de PC. La primera de ellas es el rendimiento que ganaremos al tener nuevos componentes de hardware. Potencia relativa si tenemos en cuenta, por ejemplo, que Windows 11 no funciona en un Intel i7 de serie 6000, pero sí en un Celeron nuevo de gama más baja. También nos recuerda la importancia de cambiar el disco duro por un SSD para aprovechar la mejora de rendimiento de estas unidades.
Pero también nos da algunas recomendaciones que hay que coger mucho con pinzas. Por ejemplo, las ventajas de un dispositivo convertible 2 en 1, tener pantalla táctil o la «importancia» de una webcam integrada para hacer videollamadas. Todo ello con la clara y oculta intención de recomendar comprar una Microsoft Surface, las propias tablets de la compañía.
¿Qué saca Microsoft de pedirnos comprar un ordenador nuevo? Muy sencillo. En el caso de Surfaces, la venta de las propias tablets desarrolladas y fabricadas por ella. Y en el caso de PCs de otros fabricantes, la venta de licencias OEM. Si todos los ordenadores pudieran actualizar gratis a Windows 11, sin problemas, no vendería nuevas licencias, y eso implicaría una pérdida de ingresos.
¿Realmente un ordenador viejo no puede correr Windows 11? No. Pero a Microsoft no le interesa, y esta es la mejor forma de caparlo y asegurar nuevas ventas.