Windows 10 es un sistema operativo ya bastante viejo. Lanzado en 2015, este sistema va a cumplir 9 años, y Microsoft además tiene ya prevista la fecha en la que dirá adiós definitivamente y pasará a formar parte de la historia de los sistemas operativos, como XP o Windows 7. Sin embargo, a pesar de tener sucesor (Windows 11), este sistema no está teniendo tanto éxito como esperaba Microsoft. Entonces, ¿qué está pasando?
Desde su presentación, en el año 2020, Windows 11 ha empezado con mal pie. A los usuarios no les gustó nada el aumento de requisitos para poder instalar el sistema operativo, así como el requisito de usar un chip TPM 2.0 y Secure Boot sin motivo aparente.
Ya de entrada, no poder instalar libremente el sistema operativo en ordenadores relativamente nuevos, y potentes, que corren de sobra Windows 10 ha sido un tipo en el pie para Microsoft. Y es uno de los motivos por los que, a pesar de llevar ya dos años en el mercado, Windows 11 apenas supera el 26% de la cuota de mercado. Es cierto que, si miramos los datos de uso de Steam, Windows 11 sí que va ganando popularidad, poco a poco, entre los usuarios. Sin embargo, no es suficiente, y al fin y al cabo, los «gamers» somos una minoría en comparación con el cupo total de usuarios de este sistem.
Otro de los motivos por el que los usuarios deciden no actualizar a Windows 11 es el cambio estético que ha sufrido el sistema. Microsoft ha experimentado varias veces con la apariencia de Windows, y uno de los mayores cambios llegó con Windows 8, el cual fue un completo fracaso. Con Windows 11 se ha cambiado la barra de tareas, el menú inicio, el explorador y otros muchos elementos del sistema. Y los usuarios son gente de costumbre a los que no les gusta que les cambien los elementos a los que están acostumbrados. Es por ello por lo que, antes de enfrentarse a estos cambios, muchos deciden seguir usando el sistema clásico.
Otra razón por la que los usuarios deciden no actualizar el ordenador es por la gran cantidad de bloatware que nos encontramos. Microsoft cada vez tiene más aplicaciones, y servicios, que instala por defecto con la excusa de mejorar la experiencia de los usuarios pero que, en realidad, solo sirven para saturar el PC de software innecesario. En busca de algo más ligero y limpio, Windows 10 es la opción ideal.
El cuarto de los motivos es también muy sencillo: Microsoft no ofrece incentivos para actualizar. El salto de Windows 7/8 a Windows 10 fue muy grande, con una gran cantidad de nuevas funciones y herramientas para trabajar y para jugar. Sin embargo, las funciones que se supone que iban a ser exclusivas de Windows 11, finalmente también han terminado llegando a Windows 10, como es el caso de Direct Storage. Entonces, ¿por qué actualizar?
Un Windows 12 a la vuelta de la esquina
Y, por último, llegamos al quinto de los motivos: este año vamos a conocer al sucesor de Windows 11. Windows 12 será el nuevo sistema operativo de Microsoft, un sistema del que aún sabemos muy poco, pero que casi seguro intentará solventar los problemas que llegaron con Windows 11. Será un sistema menos restrictivo, más centrado en la usabilidad y, lo más importante, será el «Windows bueno» que sucederá al «Windows malo» que ha sido Windows 11.
Veremos si entre este nuevo sistema, y el fin de soporte de Windows 10, los usuarios terminan actualizando sus ordenadores y no nos enfrentamos a un nuevo fin de soporte masivo como ocurrió con Windows XP y Windows 7.