Hay muchos ciudadanos que prácticamente engloban toda su vida laboral en una misma empresa. Pero al mismo tiempo cada vez es más habitual cambiar de trabajo de forma periódica, buscando mejores alternativas, o por obligación. Esto es algo que puede repercutir de manera directa, y en muchas ocasiones negativamente, a la hora de hacer la declaración de la renta del siguiente ejercicio.
Os contamos todo esto porque, si no tenemos cuidado y no tomamos determinadas precauciones previas, el IRPF nos puede jugar una mala pasada en nuestra declaración si hemos cambiado de trabajo a lo largo de un mismo año. Y es que se puede dar la circunstancia de que hayamos cambiado de empleo recientemente o tengamos planeado hacerlo en breve.
Esto es algo que, como muchos de vosotros quizás ya hayáis experimentado en alguna ocasión, repercute de forma directa en nuestra próxima declaración de la renta. Básicamente, os contamos todo esto porque, como suele ser bastante habitual, cuando hemos cambiado de empleo y llegamos a la nueva empresa, en las primeras nóminas que recibimos nos encontramos con que la retención en las mismas es del 0%. También suele ser habitual que en lugar de este valor, igualmente el porcentaje de retenciones sea extremadamente bajo, en torno al 2% o 3%.
Claro está, en un principio seguro que llama la atención que el sueldo neto que vamos a percibir esos meses es bastante más elevado de lo que quizá esperábamos en un principio. Pero aquí nos vamos a encontrar con un serio inconveniente en los próximos meses. Y es que una vez que tengamos que preparar nuestra declaración de la renta anual, todas esas retenciones que hemos dejado de pagar en las primeras nóminas de la nueva empresa, nos tocará abonarlo de una sola vez.
Al cambiar de trabajo en un mismo año, a efectos fiscales pasas a tener dos pagadores. Esto tiene una implicación directa, ya que el límite de ingresos que te obliga a presentar la declaración de la renta se reduce de 22.000 euros a 15.000 anuales.
Qué hago con las bajas retenciones de la nómina en el nuevo trabajo
Esto puede suponer un serio inconveniente para muchos ciudadanos. Claro, si somos conscientes de este cambio en las nóminas y nos preparamos mes a mes para ese desembolso total en la declaración, seguramente no pase nada. Pero si no somos conscientes de todo ello y a la hora de preparar la renta del siguiente año, nos encontramos con la desagradable sorpresa, seguro que esto no gusta a la mayoría.
Y es que en determinadas circunstancias nos podemos encontrar con que nos toca, de forma totalmente inesperada, pagar varios miles de euros a la Agencia Tributaria. Por tanto, y para evitar disgustos en este sentido, tenemos al alcance de la mano una sencilla solución. En este caso, lo mejor que podemos hacer es presentar un escrito a la empresa estableciendo la solicitud de que nos apliquen el IRPF sin tener en cuenta la fecha de entrada a la compañía, es decir, haciéndolo por el año fiscal completo.
De manera alternativa, también tenemos la posibilidad de solicitar que nos apliquen en las nóminas un determinado IRPF, siempre y cuando no esté por debajo del mínimo legal. Así, la próxima declaración de la renta estará más acorde a lo que estamos acostumbrados respecto a años anteriores, ya nos salga a pagar o a devolver, pero sin sorpresas desagradables.
La forma correcta de comunicar esta solicitud es mediante el Modelo 145 de la Agencia Tributaria. Este documento oficial, que puedes descargar desde la web de la AEAT, es el que debes rellenar, firmar y entregar al departamento de RRHH de la nueva empresa.
