Tras las primeras pruebas, ¿merece la pena comprar un dispositivo con Windows 10 sobre ARM?
Microsoft está trabajando con los nuevos dispositivos «Always Connected PCs«, los cuales, como ya sabréis, combinan Windows con procesadores ARM, por lo que pueden ejecutar aplicaciones de escritorio Win32, pero al mismo tiempo ofreciendo una larga duración de la batería y conectividad LTE.
Sin embargo, para muchos estos aún son demasiado caros y cuentan con varias limitaciones. No cabe duda de que en el futuro, Windows en dispositivos ARM tendrá un mejor rendimiento y a un precio más bajo, conjunto que podría ser mucho más convincente que hoy en día. Pero como es habitual en el mundo de la tecnología, en ocasiones es recomendable dejar pasar los productos de primera generación, como probablemente suceda con el caso que nos ocupa.
Windows en ARM es un sistema operativo Windows 10 completo que se ejecuta en una arquitectura ARM en lugar de la típica x86 o x64. Estos procesadores son los que generalmente encontramos en teléfonos inteligentes y dispositivos móviles, por lo que ofrecen algunas ventajas como el menor consumo energético, lo proporciona una mayor duración de la batería. Al mismo tiempo ofrecen un arranque mucho más rápido, tanto desde cero, como desde el modo de hibernación, como sucede con un smartphone, para que nos entendamos.
Además estos productos funcionan sin ventiladores, por lo que apenas hacen ruido, y disponen de conectividad LTE. En principio los dispositivos ARM con Windows van a usar un procesador Qualcomm Snapdragon 835, que es el que integran teléfonos como el Samsung Galaxy S8, o el Google Pixel 2, entre otros. Decir que Windows 10 en ARM es mucho más potente que el otro intento similar que intentó llevar a cabo la misma firma con Windows RT. En este caso los desarrolladores pueden compilar sus aplicaciones de escritorio para ARM para que podamos instalarlas. De hecho, incluso incluye una capa de emulación que nos permite ejecutar aplicaciones de escritorio tradicionales de Windows diseñadas para CPUs Intel x86 de 32 bits.
Por otro lado, estos dispositivos se entregan con el “Modo Windows S” habilitado, lo que significa que inicialmente solo se pueden instalar apps de la Microsoft Store, algo que podemos cambiar con solo pulsar un botón. Sin embargo en esta primera generación de «Always Connected PCs», podemos ver que, por ejemplo, la capa de emulación que nos permite ejecutar aplicaciones de escritorio Win32, funciona, pero tiene algunos problemas de rendimiento, más en CPUs ARM algo más antiguas.
Los dispositivos Windows en ARM todavía son demasiado caros
Es más, muchos de los que han probado estos equipos aseguran que las aplicaciones clásicas de Windows funcionan mal en este caso, donde se ha detectado que el rendimiento de Chrome es bastante malo, con tiempos de carga lentos, desplazamiento no fluido y cambios «pesados» entre pestañas. Lo mismo sucede con la popular herramienta de Adobe, Photoshop, que aunque funciona, como cabía esperar, lo hace lentamente.
También se han probado juegos como el Dirt 3, un juego de carreras considerado como de gama baja pero que, con todo y con ello, también se ejecuta con excesiva lentitud en Windows 10 sobre ARM. Al mismo tiempo se han visto problemas de compatibilidad, especialmente con la capa de emulación con aplicaciones de Windows, que solo funciona con las de 32 bits, a pesar de que la mayoría de los usuarios ya utilizan versiones de 64 bits.
Además, estos primeros dispositivos son demasiado caros, entre los 600 y los 1000 euros en algunos casos, mucho dinero para un equipo Windows que no puede ejecutar muchas aplicaciones con un rendimiento aceptable. Eso sí, por el contrario, la duración de la batería es bastante buena, aunque para muchos, todavía no lo suficiente. Al mismo tiempo la conectividad 4G LTE también funciona bien, pero, por el precio y el rendimiento que se obtiene, de momento estos equipos no tienen mucho sentido.