Lo hemos dicho en innumerables ocasiones, pero es que es un tema que casi constantemente se puede decir que, de un modo u otro, está de actualidad, ya que todo aquello relacionado con la seguridad en nuestros productos tecnológicos es algo que no podemos olvidar ni dejar de lado en ningún momento, ya que nos acecha constantemente.
Aunque pueda sonar a película de terror, lo cierto es que los ataques informáticos, ya sean en nuestros equipos de sobremesa o dispositivos móviles, nos pueden dar un disgusto casi sin quererlo, ya que los ciberdelincuentes siempre parecen ir un paso por delante de las empresas, y sus correspondientes soluciones, diseñadas para protegernos frente a estos.
Es evidente que a medida que Internet ha ido formando cada vez parte más activa de nuestras vidas, los ataques por medio de diversos tipos de malware, han ido creciendo de manera exponencial. Por lo tanto casi a diario no paran de salir noticias acerca de nuevos ataques, peligros en forma de ransomware, gusanos, spyware, etc. Sin embargo, aunque muchos hablen de “virus” como término generalista a todo tipo de infecciones, no es algo del todo correcto, sino que quizá el nombre más adecuado, al menos si queremos abarcar el mayor número de tipos de código malicioso posible, sería hablar de malware.
Sin embargo por debajo de este, hay otros muchos tipos distintos derivados del mencionado malware y que a continuación veremos, al menos para poder distinguir entre los más comunes en estos entornos. Dependiendo del tipo de tarea que el código malicioso pretende llevar a cabo en el sistema infectado, pertenecerá a un grupo o a otro. En primer lugar, cuando hablamos de un “virus informático”, en realidad nos referimos al malware que ataca a aquellas aplicaciones que ya tenemos instaladas en el sistema pero que, al contrario de los que sucede con los “gusanos”, estos necesitan que sea el propio usuario el que actúe para que se extienda por el sistema.
Hay muchos y variados tipos de malware
Sin embargo, los mencionados “gusanos”, no requieren de nuestra interacción, ya que una vez se instalan en el ordenador, por si mismos y de manera independiente comienzan a propagarse por todo el equipo, empezando por regla general por la memoria principal del mismo. Otro de los tipos que seguro habéis escuchado en multitud de ocasiones, es el “adware”, pero a diferencia de los comentados anteriormente, este no intenta dañar nuestro ordenador como tal, sino que nos bombardea con publicidad, aunque eso sí, en ocasiones de tal manera que deja el navegador web y el sistema en general, casi inutilizable.
Quizá uno de los formatos de malware que más se están extendiendo últimamente, es el llamado “ransomware”, un código malicioso cuya «especialidad» es secuestrar todos los datos que tengamos almacenados en nuestro disco duro y así pedir un rescate, generalmente económico, para poder volver a utilizarlos de nuevo, es decir, un chantaje en toda regla. En lo que se refiere a otro de los más comunes, el “spyware”, como su propio nombre indica es un tipo de código malicioso que se encarga de detectar todos aquellos datos sensibles como credenciales de acceso, tarjetas de crédito, contraseñas o cuentas bancarias, para enviarlas por Internet directamente al atacante.
Por último nos vamos a referir a los “troyanos”, elemento que sin querer dañar nuestro sistema, al menos de manera directa, «abre una puerta» en el mismo para que otros tipos de malware puedan acceder sin problemas, o al menos de manera más sencilla.