Los drivers son esenciales para el correcto funcionamiento del ordenador. Sin ellos, el sistema operativo (Windows, por ejemplo), no sabría cómo identificar los componentes del PC ni qué hacer con ellos. Windows trae de serie unos drivers genéricos para poder trabajar con casi cualquier componente o dispositivo. Pero si queremos poder sacarle todo el provecho posible al ordenador es recomendable instalar siempre los drivers oficiales de cada fabricante. Sin embargo, durante este proceso puede que algo salga mal y bloquee nuestro PC. ¿Qué hacer entonces?
Un driver en mal estado, incompatible o dañado puede generar distintos errores en nuestro ordenador. Desde bloquearlo de vez en cuando o generar pantallazos azules hasta no poder identificar el componente y hasta no dejar que Windows arranque correctamente.
Si conseguimos iniciar sesión, aunque sea en Modo Seguro, podemos desinstalar el driver que está dando problemas, o actualizarlo, y todo debería volver a funcionar con normalidad. Sin embargo, ¿qué ocurre si el problema no nos deja ni siquiera iniciar sesión en Windows?
Desinstalar un driver de Windows con WinRE
Una de las nuevas funciones que llegaron con Windows 10, y que también está disponible en Windows 11 es Windows Recovery Environment, conocido como WinRE. Este entorno de recuperación nos permite reparar los principales problemas de Windows que pueden hacer que no arranque o que no nos permitan iniciar sesión. WinRE se basa en el entorno Windows Preinstallation Environment, pero cuenta con más drivers y más herramientas que nos permiten administrar y reparar sin problemas la mayoría de los errores.
Hay varias formas de acceder a WinRE. Si el arranque del ordenador ha entrado en loop, al tercer reinicio automático Windows mostrará esta herramienta de recuperación. Si conseguimos llegar a la pantalla de login, aunque no iniciemos sesión, podemos forzar un reinicio a Windows Recovery Environment manteniendo pulsada la tecla shift y haciendo clic sobre «Reiniciar».
En la pantalla de recuperación entraremos en «Solucionar problemas«, y a continuación elegiremos la opción «Símbolo de sistema«. Será desde aquí desde donde vamos a desinstalar el driver que está dando problemas y no nos deja arrancar Windows.
Una vez que tengamos la instancia de CMD ya abierta, lo que debemos ejecutar es un listado con todos los drivers que tenemos instalados en el ordenador. Para poder averiguar su nombre y poder proceder con la desinstalación.
Esto podemos hacerlo ejecutando simplemente el siguiente comando:
Dism /image:C: /Get-Drivers
Debemos identificar el nombre del driver desde el apartado «Nombre publicado«. Como vemos, los nombres de los drivers serán xxx.inf. Si ya hemos identificado el nombre del driver que nos está dando problemas, entonces podemos desinstalarlo con el siguiente comando (cambiando «xxx.inf» por el nombre que corresponda):
DISM /Image:C: /Remove-Driver /Driver:xxx.inf
Una vez borrado el driver, reiniciamos el ordenador y, al no estar causando conflicto, podremos volver a iniciar sesión sin problemas. Ahora os recomendamos crear un punto de restauración del PC y volver a instalar el driver bajando la última versión desde la web principal, o actualizar los drivers desde Windows Update.
Escanear el equipo por si un virus ha dañado los drivers
En muchas ocasiones nos vamos a encontrar con la circunstancia de que estos controladores o drivers de los que os hablamos no funciona como es debido, pero no sabemos la razón. Y es que igualmente nos podemos encontrar con el problema de que el mal funcionamiento de estos pequeños componentes se deba a algún agente externo. Por ejemplo, se puede dar el caso de que se haya colado en Windows algún tipo de malware que esté afectando de manera directa a estos drivers que os comentamos.
Por tanto, con el fin de asegurarnos de que esta no es la razón, o para solucionarlo, lo mejor que podemos hacer es escanear el PC con algún antivirus. Para ello podemos echar mano de alguna de las muchas soluciones de este tipo que tenemos al alcance de la mano. Sirva como claro ejemplo, Windows Defender, el antivirus que de entrada ya encontramos instalado en Windows 10. Así no tenemos más que situarnos en Configuración / Actualización y seguridad para ponerlo en funcionamiento.
Eliminar la última actualización instalada
Desde hace años ya nos hemos acostumbrado a que Microsoft nos envíe actualizaciones de mayor o menor calado, a nuestro equipo basado en Windows. Estás corrigen fallos de seguridad, mejoran ciertas funciones o añaden otras, dependiendo de su tipo o formato. Sin embargo, en ocasiones nos traen más problemas que otra cosa, algo que posiblemente ya hayáis experimentado en alguna ocasión.
Esto es algo que igualmente puede afectar de manera negativa y directa a los controladores que tenemos en el ordenador y que hasta ahora funcionaban a la perfección. Por tanto, si detectamos que ciertos drivers no funcionan bien o se han dañado tras, la instalación de una actualización de Windows lo mejor que podemos hacer es eliminarla esto es algo que logramos desde la aplicación de Configuración, en concreto desde el apartado Actualización y seguridad.
Aquí no tenemos más que acceder al historial de actualizaciones para que aparezca un listado con las últimas instaladas y eliminar la más reciente. De hecho, en ciertas ocasiones incluso vamos a necesitar eliminar más de una.
Soluciones drásticas
Si nada de lo anterior nos ayuda a reparar nuestro PC y hacer que Windows vuelva a funcionar, entonces ya solo nos quedan dos posibilidades.
Restaurar Windows a un punto anterior
Windows 10 cuenta con una función que viene activada por defecto y que quizá muchos de vosotros aún no conozcáis. Todo ello a pesar de la importancia que tiene y de cuánto nos puede ayudar en determinadas ocasiones. En concreto nos referimos a que propio sistema operativo por sí mismo y de forma automatizada crea puntos de restauración cuando llevamos a cabo algún cambio importante. Aquí nos referimos a cuando instalamos algún software nuevo, o llega alguna actualización al propio Windows.
En ese momento el sistema operativo crea un punto de restauración por si acaso tenemos algún problema a partir del instante. De igual modo nosotros de manera manual también podemos crear esos puntos de restauración cuando lo deseemos, o también desactivarlos por completo. Sin embargo, hay que tener en cuenta que estos puntos de restauración ocupan una buena cantidad de espacio en disco, por lo que tampoco es bueno abusar. Os contamos todo esto porque estos elementos no serán de gran utilidad en el caso que nos ocupa en estas líneas.
Y es que si tenemos problemas graves con el sistema operativo de los de Redmond debido al mal funcionamiento de algún controlador podemos echar mano de estos puntos de restauración. Basta con que escribamos el término Recuperación en el cuadro de búsqueda del sistema. A continuación, aparecerá una nueva ventana en la que podemos pulsar en Abrir Restaurar sistema. Ahora aparecerán los puntos de restauración creados en el pasado para que podamos elegir el que más nos interese en cada caso. Cabe mencionar que junto A cada elemento de este tipo se incluye la fecha de su creación, así como la razón por la que se generó.
Todos estos datos no serán de enorme ayuda a la hora de determinar cuándo se pudo producir el fallo con los controladores ante el que nos encontramos. De ese modo ya no nos queda más que restaurar el sistema a ese punto seleccionado, decir que el proceso puede llevar unos cuantos minutos.
Reinstalar Windows: la mejor opción
Si mediante los métodos anteriores no conseguimos recuperar el sistema, ya solo nos queda una opción: formatear el PC. En el momento en el que se daña un controlador, dependiendo de cuál sea, puede ser muy complicado recuperarlo. Si el PC logra arrancar, aunque sea en Modo Seguro, podremos sustituirlo o actualizarlo. Pero, si no es así, no pinta bien la cosa.
Al reinstalar Windows, lo que hacemos es sustituir (entre otras cosas) la carpeta «Windows» del PC donde se guardan todos estos controladores. De esta manera, todos los drivers que tengamos guardados, incluidos los corruptos, desaparecerán.
Si tenemos datos personales en el PC, y no podemos permitirnos perderlos, entonces podemos recurrir a un método intermedio: Restablecer el PC. Dentro de las opciones para restablecer el PC encontraremos una que nos va a permitir reinstalar Windows de cero, pero manteniendo nuestros archivos, programas y configuraciones. Si tenemos suerte, solo con esta técnica podremos reparar el PC reinstalando Windows por completo, pero no perderemos nuestros datos.
Si tras restablecer nuestro PC, seguimos con el mismo problema y ninguna de las soluciones anteriores lo ha solucionado, lo único que nos queda es reinstalar Windows de cero, ya que es probable que fallo se encuentre en el propio sistema y no podamos erradicarlo de ninguna otra forma que no sea borrando todo el sistema.
Qué hacer si no sabemos qué driver da problemas
Por desgracia, no hay una técnica que nos permita averiguar qué driver es el que está dando problemas. Si tenemos pantallazos azules con volcado de memoria, por ejemplo, podemos sacarlos desde un Ubuntu Live y analizarlos con un software de análisis de BSOD. Sin embargo, es una tarea muy complicada, poco precisa y depende de muchos factores.
Lo más probable en este caso es tirar de sentido común. Lo más probable es que el culpable sea el driver que se ha actualizado más recientemente. Por ello, debemos buscar y localizar el último driver instalado en nuestro PC y desinstalarlo. Y así, poco a poco, hasta dar con el verdadero culpable.
Si tenemos un punto de restauración de antes de que fallara el PC podemos intentar restaurarlo. Pero no garantizamos que funcione. Si no conseguimos dar el driver que da problemas, debemos desenchufar todos los dispositivos conectados vía USB hasta encontrar cual es el que está presentado problemas y así buscar los drivers más actualizados en la página web del fabricante. Si, aun así, el problema sigue presente, deberíamos considerar probar ese dispositivo en otro equipo para descartar que realmente sea problema de nuestro ordenador, ya que también cabe la posibilidad de que el puerto USB donde está conectado, sea el que está dando problemas.
Cómo evitar tener problemas con los controladores
Ya hemos visto todo lo relacionado con la reparación de Windows en caso de que algún driver se haya dañado y nos esté dando problemas. Pero, además, podemos seguir estos consejos para evitar que, en el futuro, se nos vuelvan a corromper los drivers y volvamos a tener problemas.
Mantener los controladores o drivers actualizados
Como os comentamos al principio de estas líneas, los drivers a los que aquí hacemos referencia son pequeños programas encargados de hacer que Windows reconozca los componentes hardware del PC. Si estos no estuviesen ahí, tendríamos que utilizar los genéricos del sistema operativo, o sencillamente no podríamos usar ese hardware. De ahí la importancia de que estos estén siempre en las mejores condiciones.
Al mismo tiempo, lo más recomendable en estos casos es que todos y cada uno de los controladores que usamos en el sistema, estén actualizados. Esto es algo que podemos llevar a cabo de manera sencilla y de lo que no obtendremos más que beneficios. Esto es algo que podemos llevar a cabo desde el Administrador de tareas de Windows. A este accedemos con tan solo pinchar con el botón derecho del ratón sobre el botón Inicio del sistema.
Así, una vez nos encontramos en el mismo, veremos un listado con todos los componentes hardware instalados en el PC. Así, no tenemos más que localizar aquellos que consideramos que debemos actualizar. A continuación, pinchamos con el botón derecho sobre la correspondiente entrada y pinchamos el Actualizar controlador. Esto hará que el propio Windows se ponga en marcha para que podamos obtener el driver más actualizado, por diferentes vías a elegir.
Además de por motivos de funcionalidad, es recomendable mantener actualizados estos drivers por la seguridad de los datos que manejan en algunas ocasiones. Y como hemos podido comprobar de primera mano, tardamos pocos segundos en llevar a cabo el proceso directamente desde el propio Windows.
Siempre que sea posible, es recomendable utilizar los controladores del fabricante del dispositivo, ya que nos permitirá sacarle todo el partido. Los drivers de Windows nos permiten aprovechar las prestaciones básicas del dispositivo, poco más. Sin embargo, con los drivers del fabricante, vamos a poder aprovechar todo el partido. Por ejemplo, si se trata de una tarjeta de sonido de Realtek integrada en la placa, con los drivers que Windows nos ofrece no vamos a poder hacer nada más que escuchar audio.
Sin embargo, si instalamos los drivers del fabricante de nuestra placa base, vamos a poder configurar el funcionamiento de las salidas de audio, disfrutar de un ecualizador de sonido entre otras funciones, que nos tenemos disponibles a través de los drivers de Windows. Lo mismo sucede con las tarjetas gráficas dedicadas como las que nos ofrece tanto Nvidia como AMD. Sin el software adecuado, nunca vamos a poder aprovechar todo el potencial que nos ofrece incluyendo la memoria gráfica.
Apagar siempre bien el PC
Otro motivo por el que Windows puede darnos problemas es porque Windows se haya apagado mal. Ya sea por un corte de luz, porque lo hemos desenchufado, o apagado usando el botón del PC, es fácil que alguno de los drivers que estaba en funcionamiento en el momento del corte de energía se haya dañado.
Por ello, para evitar estos problemas (y otros que pueden ocurrir), siempre tenemos que apagar el ordenador de forma correcta.