El sistema operativo de los de Redmond, como sabemos, es muy potente en todos los sentidos, nos referimos a Windows 10. Pero no está carente de fallos y errores, algo que de un modo u otro la mayoría hemos experimentado en más de una ocasión.
Lo cierto es que si tenemos en cuenta la enorme cuota de mercado de este software, cuando falla puede ser un problema importante para millones. Pero con todo y con ello, tendemos a echarle la culpa al propio sistema operativo, cuando no siempre es así. Hay otros agentes externos que pueden ser los culpables directos de estos problemas con Windows, nosotros mismos incluidos.
Es precisamente de todo ello de lo que os queremos hablar en estas mismas líneas. En concreto nos referimos a cuáles son los motivos más comunes por los que falla Windows 10.
Problemas con la memoria RAM
Generalmente el ordenador guarda datos importantes en la RAM, aunque sea temporalmente, por lo que los problemas con esta pueden hacer que Windows se bloquee. Aquí se producen los temidos pantallazos azules y similares que suelen aparecer cuando Windows intenta recuperar datos de la memoria pero no puede. Si esto pasa de forma habitual, puede que la memoria RAM de tu PC esté fallando.
Podemos usar aplicaciones concretas para ver si hay problemas en este componente, por lo que en caso afirmativo, quizá tengamos que cambiar algún módulo en breve.
Problemas con los controladores en Windows
Hay que tener en cuenta que los controladores o drivers son elementos software clave que permiten a Windows interactuar con los componentes conectados al ordenador. La mayoría de las veces estos se instalan y actualizan automáticamente cuando se conecta un nuevo periférico o se ejecuta Windows Update. Pero cuando los controladores se estropean pueden causar graves problemas en el sistema. Instalar manualmente el controlador incorrecto o actualizarlo a una versión defectuosa, son formas comunes de que esto ocurra.
Es el disco duro el que falla
También se puede dar el caso de que sea la unidad de almacenamiento, disco duro o SSD, el que se está estropeando. Esto provoca fallos en Windows que van a poco a mucho de forma paulatina. Esto puede manifestarse con errores que solo ocurren cuando intentamos abrir archivos específicos, lo que afecta una determinada sección de la unidad.
En el caso de un disco duro antiguo, un sonido en forma de clic es otro signo revelador de que la unidad está fallando. Dado que Windows necesita acceder a los archivos del disco duro para funcionar correctamente, el sistema puede bloquearse y fallar si no puede leer esos archivos.
Infecciones por malware
El software malicioso, incluidos los virus, troyanos y otros elementos de este tipo no deseados, puede causar muchos problemas en el sistema. Por tanto cuando empezamos a detectar fallos en Windows 10, tiene mucho sentido ejecutar un análisis antimalware para descartar cualquier tipo de código malicioso que lo provoque. Por ejemplo podemos echar mano de Windows Defender.
Este es propio antivirus incorporado en el sistema operativo de los de Redmond, por lo que es una buena opción para ello. pero no es la única de la que podemos echar mano en este sentido, ya que hay multitud de antivirus de terceros que nos podrán ser de mucha ayuda en este mismo sentido.
Daños en el registro de Windows
Lo primero que debemos saber en este sentido es que el registro de Windows es una enorme base de datos de información. Aquí tanto Windows como los programas que instalamos almacenan datos propios. Debido a la eliminación y cambios que hacemos aquí, en las entradas del registro, existe la posibilidad de que su contenido se estropee. Mientras que algunos de estos errores en este elemento son menores, otros pueden bloquear completamente Windows.
Por eso debemos evitar en la medida de lo posible hacer cambios aquí, más si no sabemos bien lo que estamos haciendo. Muchas veces estos causan más daño que beneficio, y hablamos de daños graves en Windows.