Microsoft lleva ya mucho tiempo apostando por el PC como plataforma de juego predefinida. Gracias a ello, es posible encontrar en Windows APIs y funciones que, hasta hace nada, eran exclusivas de consolas, como el HDR automático para los juegos, o una de las funciones que mayor expectación han causado dentro del sector del gaming en PC, la conocida como «DirectStorage».
DirectStorage es una tecnología desarrollada por Microsoft cuyo fin es mejorar notablemente el rendimiento de los juegos en cualquier ordenador que cumpla con una serie de requisitos. El primero de ellos es que cuenta con una unidad SSD del tipo NVMe, y el segundo, que esta sea capaz de comunicarse directamente con la tarjeta gráfica. De esta forma, esta tecnología elimina la necesidad de que la CPU actúe como intermediaria en la transferencia de datos entre ambos componentes, y, por tanto, se reducen tanto el nivel de carga de la CPU (lo que ayuda a mejorar el rendimiento y conseguir algunos FPS más) y, sobre todo, disminuye los tiempos de carga de los juegos.
Las principales ventajas de la tecnología DirectStorage son, por un lado, una carga más rápida de las texturas, modelos y animaciones de los juegos, lo que se traduce en menores tiempos de espera y una experiencia mucho más fluida. Por otro lado, gracias al acceso más rápido y eficiente a los datos del juego, los desarrolladores pueden crear juegos más grandes y mundos infinitamente más detallados sin sacrificar ni el rendimiento ni los tiempos de carga.
Aún hay pocos juegos que soportan esta tecnología, aunque poco a poco se van sumando más a la lista. Si queremos probar esta tecnología, algunos de los títulos que la soportan son Forza Horizon 5, Microsoft Flight Simulator, Crysis Remastered Trilogy y Warhammer 40,000: Darktide.
Comprueba si tu PC es compatible
Como ya hemos dicho, para poder aprovecharnos de DirectStorage es necesario que nuestro ordenador cumpla con unos requisitos concretos. El primero de ellos es tener instalado Windows 11, aunque Windows 10 también soporta una versión más limitada de esta API. También deberemos tener montado en el ordenador un SSD NVMe PCIe 3.0 junto con una tarjeta gráfica que soporte DirectX 12 Ultimate. El SSD antes debía ser de, al menos, 1 TB, aunque, por suerte, Microsoft ha eliminado este requisito recientemente.
Para comprobar si nuestro ordenador es compatible (o, si no lo es, por qué no lo es), lo que debemos hacer es abrir la barra de juego, o Game Bar, usando el atajo de teclado Windows + G. Una vez tengamos la barra de juego a la vista, lo que haremos será abrir el panel de Configuración, e ir al apartado «Características de juego».
Aquí podremos ver un apartado dedicado por completo a DirectStorage. Podremos ver si la tarjeta gráfica, o GPU, es compatible con la tecnología, si el sistema operativo lo soporta, y si las unidades soportan igualmente esta función. En caso de que alguno de estos componentes no lo soporte, nos dirá que no es compatible para que tomemos las medidas que consideremos adecuadas.
Si nuestro PC es compatible, no tenemos que hacer nada más. Simplemente buscar un juego compatible y empezar a jugar para ver cómo los tiempos de carga casi son cosa del pasado.