La nómina es el documento legal donde se refleja la compensación monetaria por los servicios realizados de cualquier trabajador en una empresa, normalmente dentro de un mes natural concreto. Sin embargo, hay un concepto que, aunque pase desapercibido, es esencial tanto para nuestro sueldo actual como para la cotización de cara al futuro: el llamado Grupo de cotización.
Dicho concepto incide plenamente sobre el cálculo de las prestaciones por desempleo, incapacidad o jubilación, y es un buen baremo para determinar si nuestros derechos laborales están en orden o se ven afectados. De hecho, hay trabajadores que desconocen a cuál pertenecen y el verdadero impacto que tiene que estemos en uno inferior al que nos corresponde.
El grupo de cotización viene asignado por la propia empresa en función de nuestra categoría profesional, estudios y las funciones que desempeñamos. Pero no es descabellado encontrar errores en dicho concepto que influyen en tu salario y en tus derechos. Si aceptas estar en un grupo más bajo del que te corresponde, podrías perder dinero a fin de mes y al final de tu vida laboral. De ahí la importancia de entender plenamente el concepto, que vamos a explicar en este artículo con la mayor precisión posible.
Cómo saber a qué grupo de cotización perteneces
El grupo de cotización es una clasificación legal creada por la propia Seguridad Social que agrupa a todos los trabajadores en 11 categorías diferentes. Todo dependerá de su nivel formativo, sus funciones y el convenio aplicable a dicho sector.
Cada uno de estos grupos tiene una base mínima y una base máxima de cotización mensual o diaria. A través de esta, se determina cuánto cotizas y, por lo tal, el importe de tus prestaciones de cara al futuro. Entre estas prestaciones entran el paro, la jubilación, bajas, etc.
Para saber tu grupo, solo tienes que revisar tu nómina en físico o en formato digital. Normalmente, aparece en la parte superior de la misma:
El cálculo de tu grupo de cotización lo realiza la empresa basándose en la categoría profesional que aparezca en el contrato o establecida por convenio. Por ejemplo, los ingenieros y licenciados corresponden al grupo 1, mientras que los auxiliares administrativos se encuentran en el grupo 7. Para la Seguridad Social, los grupos de cotización son:
- Ingenieros y licenciados. Personal de alta dirección
- Ingenieros Técnicos, peritos y ayudantes titulados
- Jefes administrativos y de taller
- Ayudantes no titulados
- Oficiales administrativos
- Subalternos
- Auxiliares administrativos
- Oficiales de primera y segunda
- Oficiales de tercera y especialistas
- Peones
- Trabajadores menores de dieciocho años en cualquiera de su categoría profesional
La empresa no debe bajar tu grupo de cotización
Siempre debes revisar tu grupo de cotización y compararlo con el oficial de la Seguridad Social. Si permites que tu empresa te baje este grupo de cotización impactará directamente contra tus derechos en presente y futuro.
En primer lugar, tu base de cotización será inferior a lo que debiera ser. Lo que significa que las prestaciones que recibas por desempleo, incapacidad o jubilación también serán más bajas. Pero de manera directa, puede suponer que tengas un salario más bajo y una reducción de nuestras aportaciones monetarias a la Seguridad Social.
Por otro lado, estar en un grupo erróneo también puede crear un problema legal con la empresa en caso de una inspección laboral. Y si cotizas por debajo de tu responsabilidad real, te perjudica no solo en tu pensión, sino también en el cálculo de otras prestaciones. Por lo tanto, la empresa está obligada a asignar el grupo que te corresponde realmente basándose tanto en tus funciones como tu formación. Cualquier descenso debe estar justificado y reflejado en tu contrato. Así que nunca aceptes cambios injustificados. En ese caso, reclama ante la empresa. Y si no hay acuerdo, lo siguiente deberá ser recurrir a los sindicatos, a un buen abogado e incluso a la Inspección de Trabajo.
