Se esperan tiempos duros para las Inteligencias Artificiales: este es el motivo por el que lloverán denuncias
Casi cada día aparecen plataformas de Inteligencia Artificial que nos ofrecen nuevos modos de uso o intentan mejorar los ya existentes. Es una tecnología que ha llegado a nuestras vidas para quedarse y se prevé que siga creciendo de manera sustancial, tanto en utilidad como en complejidad, pero rodeada de polémica.
Tal es así que muchos profesionales de diferentes sectores están echando mano de estas plataformas para mejorar su productividad y trabajo. Al mismo tiempo los usuarios de a pie utilizan la IA para múltiples tareas cotidianas como responder correos, generar textos educativos, recibir ayudas en sus proyectos de programación, crear imágenes espectaculares en segundos y mucho más.
Sin embargo tal y como sucede con las nuevas tecnologías en auge, como es el caso, la IA no está libre de controversia. En este caso buena parte de las acusaciones se deben a las violaciones de los derechos de autor. Y es que hay que tener en consideración que buena parte de estas plataformas, a pesar de su inteligencia, en muchas ocasiones necesitan de una base para generar contenidos propios. Ahí es donde precisamente entra el problema. Esto es algo que se hace especialmente patente en la generación de imagen donde las infracciones de este tipo son más evidentes.
OpenAI con su ChatGPT se posiciona ante las acusaciones
Una de las empresas más importantes y que posiblemente más conozcáis de este sector tecnológico es OpenAI. Es la creadora del popular ChatGPT del que como mínimo habéis oído hablar en alguna ocasión. Partiendo de la base de que estas plataformas no paran de aprender y mejorar en base a ciertos conocimientos adquiridos y entrenamiento, esta firma asegura que es imposible crear una IA del nivel de ChatGPT que no viole de algún modo los derechos de autor.
Y es que claro, hoy día el ser humano y en concreto los artistas cubren prácticamente todos los campos y contenidos, algo de lo que las inteligencias artificiales se aprovechan. Así, de un modo u otro siempre se podrá acusar a estas tecnologías de plagiar infringir alguna ley de los derechos de autor. Es más, la empresa asegura que el entrenamiento de esta tecnología usando contenidos libres de derechos, limitaría mucho su funcionalidad y utilidad.
Partiendo de la base de que esto no ha hecho más que empezar, a las plataformas de Inteligencia Artificial les espera un futuro duro. Es más que probable que las denuncias no cesen, al menos a lo largo de los próximos meses.
Este listado condena a la Inteligencia Artificial
Por ejemplo, si nos centramos en la creación de imágenes automática utilizando estas tecnologías, sin duda Midjourney es una de las plataformas por excelencia. De hecho podríamos decir que es una de las más populares utilizadas en este sentido pero que al mismo tiempo es de las que más críticas recibe. Como os comentamos antes, buena parte de las mismas se deben a los plagios y las violaciones de derechos de autor a la hora de generar estos contenidos.
De hecho y a partir de unas acusaciones que ha recibido la plataforma, se ha filtrado un listado a partir de una base de datos que utiliza Midjourney para la creación automática de sus imágenes. Este lo forman en torno a 20000 artistas de todo tipo de géneros y épocas entre los que encontramos a algunos tan conocidos como Goya, Andy Warhol o Pablo Picasso. Este controvertido listado incluye artistas y estilos que Midjourney podría imitar para ofrecernos los resultados que obtenemos en forma de imágenes.
Este contenido forma parte de una demanda colectiva que por supuesto se refiere al plagio de millones de obras que se toman como punto de referencia y que en ocasiones se copia y se pega parte de las mismas, o su estilo. La demanda se presentó hace más de un año y aún no se ha recibido respuesta, pero la cosa no pinta bien para este tipo de plataformas, como os contamos antes.
Muy complicado de demostrar
Eso sí, aunque está claro que las IAs violan todo tipo de derechos de autor, la verdad es que algo muy complicado de demostrar. En el caso de una imagen, se podría llegar a demostrar que, efectivamente, se inspira en otra imagen diferente. Y lo mismo ocurre, por ejemplo, con la música. Pero si nos vamos ya a textos, o peor aún, a código de programación, la cosa se complica muchísimo. ¿Cómo saber si un texto, o una función, ha sido copiada de un programa de código cerrado y no ha sido creada, realmente, por la IA?
En los próximos meses obtendremos mucha más luz sobre este asunto. Y es que la IA va a ser el tema del año.