En estos momentos Microsoft nos tiene acostumbrados a lanzar dos actualizaciones al año para uno de sus productos estrella, Windows 10, tal y como hemos podido comprobar en los últimos tiempos.
Sin embargo quizá nunca se había encontrado con los problemas que en estos momentos está teniendo con la segunda gran actualización del presente año 2018, una actualización que pocos días después de su lanzamiento tuvo que retirar por un tiempo. La principal razón de esto fue, como recordaréis, un error encontrado que borraba datos personales de algunos equipos actualizados.
Pero la cosa no ha acabado ahí, ya que tras su relanzamiento más de un mes después, algunos usuarios siguen encontrando otros fallos, algo que por supuesto ya debería estar más que solucionado. A estos problemas hay que sumarles los habituales que muchos encuentran a la hora de descargar e instalar las constantes actualizaciones acumulativas del sistema operativo, parches que se envían de manera mucho más periódica y que suelen dar más fallos de los que le gustaría a la firma de Redmond.
Es por ello que, llegados a este punto, muchos usuarios se están planteando seriamente si es necesario o deben actualizar sus equipos de manera automatizada, cada vez que la firma envíe algunas de estas actualizaciones, ya sea acumulativa o de características. Y es que claro, visto lo visto, muchos están tomando la determinación de esperar un tiempo antes de introducir una nueva versión de Windows 10 en sus equipos, a la espera de que los previsibles problemas que van a surgir, se vayan solucionando.
Actualizar o no actualizar Windows 10 automáticamente, pros y contras
Llegados a este punto, quizá lo más aconsejable sea analizar un poco los pros y los contras que tiene echar mano de las actualizaciones automáticas de Windows 10. Para empezar, algo de lo que no podemos dudar, es de que la mayor ventaja que estas nos ofrecen, y por lo que precisamente Microsoft insiste en que se instalen cuanto antes, es por los parches de seguridad que nos aportan.
Estos se lanzan para reparar lo antes posible las casi constantes vulnerabilidades que se van encontrando en el sistema operativo, algo que puede poner en serio peligro nuestros datos personales almacenados en el PC. Y es que los atacantes cibernéticos andan al acecho en todo momento buscando puertas traseras en Windows, por lo que solucionar esto lo antes posible, es responsabilidad directa de la propia Microsoft. Por ello se envían las constantes actualizaciones menores que van solucionando estos problemas de seguridad. Es más, mediante el uso de estas actualizaciones automáticas, Microsoft ofrece parches de seguridad a personas que ni siquiera saben que existe el problema como tal.
Al mismo tiempo estas actualizaciones automáticas son muy útiles para todos aquellos usuarios no demasiado experimentados en el mundo de la tecnología, ya que dejan que sea el propio sistema operativo el que se actualice por sí solo, en un principio para protegernos y mejorar el software en sí.
Las actualizaciones automáticas también tienen puntos negativos
Aunque en un principio todo lo comentado hasta este momento puede sonar bastante bien de cara al usuario final, debemos tener en consideración que aunque estas actualizaciones se han creado para beneficiarnos, como se ha podido venir comprobando con el paso del tiempo, no siempre sucede así. Y es que tras llevar a cabo estas actualizaciones automáticas, ya sean de primer nivel o menos importantes, estamos expuestos a sufrir pantallazos azules BSOD tanto en la descarga como en la instalación de las mismas, bloqueo de sistemas, errores relacionados con algunos controladores, elementos del equipo que de pronto dejan de funcionar, etc.
Y es que si tenemos la mala suerte de recibir uno de esos parches defectuosos de manera automática, de pronto algunos componentes del PC que hasta ahora funcionaban perfectamente, dejan de hacerlo sin razón aparente. Eso sí, hay que tener en cuenta que estos fallos a los que hacemos referencia, entre otros que se han visto estos años, no están ni mucho menos extendidos ni afectan a la mayoría, ni mucho menos, pero el riesgo está ahí de todos modos.
Por tanto, llegados a este punto, cada uno debe tomar la decisión de correr el riesgo por un lado, o por el otro. En resumidas cuentas, si dejamos que el PC actualice Windows 10 por sí solo, el sistema será más seguro pero nos arriesgamos a tener problemas como los comentados, por el lado contrario, si esperamos a que se resuelvan esos posibles errores con las actualizaciones que se van enviando, estamos más expuestos a posibles ataques externos.