Una de las cosas por las que más se quejan los usuarios de Windows es por el excesivo consumo de RAM. En los requisitos mínimos del sistema operativo, Microsoft recomienda tener 2 GB de memoria para poder instalar y usar el SO. Otros sistemas operativos, como macOS, tienen requisitos similares. Sin embargo, Linux, que es un sistema operativo totalmente funcional y con el que podemos hacer casi lo mismo que con los otros dos, tiene unos requisitos de memoria muy inferiores. ¿Por qué?
Que un sistema operativo utilice más memoria RAM no es malo, siempre y cuando haya memoria RAM suficiente. En el caso de Windows, lo que ocurre es que el sistema operativo de Microsoft trae de serie una gran cantidad de servicios, procesos y programas cargados en la memoria que, poco a poco, van sumando recursos. Puede que muchos de estos servicios y procesos no los necesitemos nunca, pero ahí están, ocupando decenas de megas de RAM que van sumando. Por ello, un Windows recién instalado puede ocupar cerca de 2 GB de RAM, mientras que Linux apenas se acerca a 1 GB.
El concepto con el que está programado Linux es diferente al de Windows. El sistema operativo libre está pensado para cargar lo mínimo, lo estrictamente necesario, para funcionar. Por ello, durante el arranque se carga todo aquello que vayamos a necesitar, según la configuración, y todos los demás servicios y procesos quedan apagados. Si se necesitan se lanzan en el momento de su ejecución, pero por defecto vienen desactivados.
Las distros ligeras de Linux, que pueden funcionar con 128 MB de RAM, e incluso menos, se aprovechan de la eliminación de servicios y recursos para cargar lo mínimo en la memoria durante el arranque. Eso, junto al SWAP (intercambio de memoria con el disco duro) hacen que Linux utilice mucha menos RAM que Windows para arrancar.
Pero una vez en funcionamiento, el consumo es similar.
El problema se encuentra en el sistema operativo: los programas consumen parecido
Que el sistema operativo consuma menos memoria RAM no implica que los programas que vayamos a ejecutar utilicen menos recursos. Más bien al contrario. Un programa, como Google Chrome o Firefox, consumirá más de 1 GB de memoria en Windows y Linux tan pronto como abramos varias pestañas al mismo tiempo. Incluso en Linux, si necesita procesos o servicios adicionales, tendrá que habilitarlos.
Un programa para Windows consumirá prácticamente lo mismo que un programa para Linux. Igual hay algún programa que consume un poco menos en Windows, y otro que necesita menos recursos en Linux. Pero de media, todos los programas multiplataforma consumen lo mismo en ambos sistemas.
Optimizar la RAM puede hacer que Windows vaya más rápido
La memoria RAM está para utilizarla. Si tenemos 16 GB de memoria RAM, o 32 GB de memoria, y Windows, los programas y los recursos consumen mucho, que lo hagan. No tenemos que obsesionarnos por mantener la memoria al mínimo. Cuando nos estemos quedando sin memoria será el propio sistema quien libere espacio borrando datos que no se necesitan para poder tener disponible el espacio que necesitemos.
Sin embargo, si vamos justos de memoria, siempre podemos recurrir a programas que nos permiten optimizar y liberar memoria RAM en Windows. Incluso podemos activar la memoria virtual para poder dedicar un pequeño espacio del disco duro (o mejor, del SSD) para que funcione como memoria RAM en caso de que andemos escasos de esta.
Y si seguimos teniendo problemas con la memoria del PC, deberíamos pensar en comprar algún módulo para ampliarla. Al fin y al cabo es mejor tener RAM libre, sin usar, que andar escasos.