Los navegadores web actuales se han convertido en programas de extrema importancia para la mayoría de los usuarios. Estos nos sirven para acceder a la inmensidad de Internet gracias a todas las funciones que ponen a nuestra disposición. Entre estas soluciones podemos encontrar Google Chrome, Mozilla Firefox, Edge de Microsoft, etc.
Estas son aplicaciones que además con el paso de los años no han parado de crecer y evolucionar, como muchos de vosotros ya habréis comprobado. Esto se logra a base de las habituales actualizaciones que nos llegan casi de forma continuada. Pues bien, a pesar de todo ello, parece que nunca tenemos suficiente. Os decimos esto porque pese a los esfuerzos de los desarrolladores de estos programas, los usuarios casi siempre demandamos más.
Qué son las extensiones de los navegadores web
Con esto lo que os queremos decir es que solicitamos un mayor número de funciones, así como más seguridad, o una interfaz más bonita y efectiva. Pero claro, es imposible por parte de Google, Mozilla o Microsoft cubrir las necesidades y requerimientos de sus millones de clientes. Para ello hace unos años que usamos un elemento adicional en estos programas que nos es muy útil, no referimos a las socorridas extensiones.
Estos son pequeños programas desarrollados por terceros que instalamos en el propio navegador para así aumentar su funcionalidad. De este modo lo que hacen, de manera rápida y sencilla, es añadir nuevas características al programa que de manera predeterminada no disponen, al menos por el momento. Esto parece una gran solución de la que muchos echamos mano, pero también es cierto que no es recomendable abusar de estas extensiones en Chrome, entre otros navegadores.
Es por ello que en estas mismas líneas os vamos a dar una serie de razones por las que no debéis instalar demasiados elementos de este tipo.
Por qué no hay que abusar de las extensiones de los navegadores web
Una de las razones de las que os hablamos, es por los recursos que consumen. Decimos esto porque si los propios navegadores como Chrome, un claro ejemplo, ya de por sí hacen un elevado consumo de recursos del PC, el uso de extensiones, lo incrementa. Es más, a medida que instalamos elementos software de este tipo, el consumo de RAM aumenta hasta convertirse en algo realmente grave.
Por otro lado, en ocasiones estas pueden causar problemas en el funcionamiento del propio navegador Chrome o Edge debido a ciertas incompatibilidades. De hecho se puede dar el caso de que dos o más de estas extensiones sean incompatibles entre sí, haciendo que el programa no funcione y sin saber la razón de ello. Esto es bastante más común de lo que parece y provoca innumerables quebraderos de cabeza.
Y por otro lado nos encontramos con el apartado de la seguridad. Decimos esto porque con el paso del tiempo se han detectado una enorme cantidad de extensiones maliciosas. Estas intentan extraer los datos personales del programa, seguir nuestros movimientos en Internet, capturar contraseñas, etc. Así, antes de instalar uno estos pequeños programas, os recomendamos mirar antes sus comentarios publicados, su número de descargas, o visitar a su desarrollador para ver si es fiable en tanto a otros proyectos lanzados.
Con todo esto lo que os queremos decir es que, a pesar de su utilidad, no os lancéis a instalar extensiones en un navegador porque esto puede ser perjudicial en muchos sentidos.