La mayoría de nosotros dispone de alguna solución ofimática instalada en el ordenador. Editores de texto o programas de hojas de cálculo son necesarios en multitud de ocasiones, tanto a nivel personal como profesional. Para ello podemos echar mano de suites tan populares como Office de Microsoft o LibreOffice.
Quizá estas dos sean las propuestas más conocidas de este sector del software, pero hay otras muchas muy interesantes. Cabe mencionar que la principal diferencia entre estas alternativas que os mencionamos es que la primera es de pago, mientras que la segunda suite es de código abierto y gratuita. Cierto es que, si tenemos que mencionar un referente aquí, sin duda Office es el conjunto de aplicaciones que más se conoce en el mundo. Eso no quiere decir que sea la mejor, pero sí que es la más usada.
De ahí que los desarrolladores de la propuesta de código abierto que mencionamos no paren de trabajar en su proyecto y mejorar la compatibilidad con la suite de Microsoft. Las ventajas de ello son obvias, y es que aquellos que deseen migrar de la propuesta de pago a la gratuita, lo podrán hacer sin problema alguno. Y es que estamos llegando un momento en el que multitud de usuarios se están decantando por el código abierto y dejando de pagar por programas comerciales históricos.
Como no podía ser de otro modo LibreOffice pone a nuestra disposición las soluciones habituales en este sentido correspondientes al sector ofimático. Disponemos un editor de textos, un programa de hojas de cálculo, otro para crear presentaciones multimedia, diagramas, bases de datos, un editor de fórmulas, y más. Sin embargo, en ocasiones nos pueden solicitar un pago por descargar y utilizar todo ello.
Cuándo hay que pagar por descargar y usar LibreOffice
Os decimos esto porque a lo largo de los últimos años muchos usuarios han reportado a los desarrolladores de la suite que se han encontrado con versiones de esta, pero de pago. En concreto algunas páginas web ofrecen ciertas versiones estos programas ofimáticos por los que piden una remuneración para poder descargarla y usarla en sus PCs. Es precisamente por todo ello por lo que The Document Foundation, ha querido salir al paso y explicar esta situación.
De hecho, en la propia página web de los desarrolladores de la suite de código abierto explican y aclaran que esas versiones por las que se pide un desembolso no son de la propia The Document Foundation. Aquí quieren aclarar que LibreOffice se trata de un software y libre que puede ser redistribuido por otros. Pero se deben acatar los términos de la licencia de la misma suite.
Así, nos recomiendan que, si deseamos obtener la versión oficial del conjunto de aplicaciones, debemos descargarla siempre desde su sitio web oficial. Eso sí, también comentan que algunos de sus desarrolladores certificados ofrecen sus propias versiones de LibreOffice. En las mismas ofrecen opciones de servicio técnico a largo plazo, pero todo desde la web oficial de los creadores. En resumidas cuentas, aquellas páginas web ajenas a la oficial de LibreOffice que nos pidan un pago por la suite, deberíamos descartarlas.