El sector de los reproductores multimedia no para de crecer en gran medida debido al extendido uso que hacemos de estos programas. Ya sea para reproducir todo tipo de música, nuestras películas y series favoritas, o cualquier otro contenido de este tipo, aplicaciones como VLC están para ayudarnos.
Hay que decir que los programas de los que os hablamos están presentes en estos instantes tanto en equipos de sobremesa como en dispositivos móviles. Un claro ejemplo de todo ello lo encontramos en la aplicación llamada VLC que a la mayoría os resultará más que familiar. No en vano se trata de uno de los reproductores multimedia más queridos en todo el mundo. Hay que tener en cuenta que su buena reputación se la ha ganado con creces.
Son varios los puntos fuertes que podemos destacar respecto a esta aplicación que os comentamos. Por un lado, nos encontramos con su estabilidad y fiabilidad en el funcionamiento. Al mismo tiempo es compatible con la mayoría de los formatos de archivos multimedia actuales, y dispone de multitud de parámetros personalizables. Estos permiten que el programa se adapte tanto a los usuarios que no quieren más que reproducir sus vídeos, como para aquellos que quieren configurar la aplicación al máximo.
A su vez VLC nos propone una buena cantidad de funciones de personalización para su interfaz. Y es que al poder adaptar el aspecto del programa nuestras necesidades, en muchas ocasiones logramos sacarle un mayor rendimiento. De hecho, en estas mismas líneas os vamos a hablar de un modo de interfaz que os podrá ser de utilidad en determinadas circunstancias. Para que su hagáis una idea, nos referimos a la denominada como interfaz mínima de VLC.
Ventajas de usar la interfaz mínima del reproductor VLC
Lo primero que debemos saber es que esta modalidad de visualización del reproductor lo que hace es ocultar todos los controles de este. Una de las principales ventajas que nos propone es que, incluso al reproducir un archivo a pantalla que no sea completa, los botones habituales en estos programas se ocultan por completo. Por ejemplo, esto queda mucho más profesional y aparente si por ejemplo estamos exhibiendo un vídeos para algunos clientes del trabajo.
Algo similar sucede si estamos mostrando algún tipo de contenido a un determinado público a través de VLC y no queremos que aparezcan los habituales botones de puesta en marcha o parada. Además, debemos saber que este es un estado o modo de visualización que podemos cambiar en cualquier momento para volver al normal. Otra utilidad muy interesante de la interfaz mínima de este programa es para hacer presentaciones audiovisuales en el entorno de la educación, por ejemplo.
Para beneficiarnos de todo esto que os contamos, no tenemos más que pinchar con el botón derecho en el escritorio principal de VLC. Una vez aparece el menú contextual, nos tenemos que situar en la opción de Ver / Interfaz mínima. En ese momento veremos cómo automáticamente desaparecen todos los botones y tan solo nos quedamos con la ventana de reproducción, aunque no estemos trabajando a pantalla completa.
Cabe mencionar que también podemos activar este modo de visualización de la interfaz con la combinación de teclas Ctrl + H. Por tanto, para volver al modo normal, no tenemos más que hacer uso de nuevo del mismo atajo de teclado.