Microsoft está fragmentando Windows cada vez más, como pasó con Android
Desde el principio, el objetivo de Microsoft fue que todos los usuarios de Windows estuvieran trabajando en una misma plataforma, aunque visto lo visto, parece que ahora está ocurriendo todo lo contrario, sirva como ejemplo que solo el 6,6% de los equipos con Windows 10 tienen la October 2018 tres meses después de su lanzamiento.
Aunque es una versión disponible para la mayoría de los usuarios, en realidad Microsoft aún no tiene confianza en la misma, así como sucede con los usuarios, que prefieren en su mayoría permanecer con la April 2018 Update. Esto se debe, entre otras cosas, a diversos problemas existentes con algunos controladores de pantalla Intel o con GPUs AMD Radeon más antiguas. Al mismo tiempo hay que sumarle que en torno a un 9,7% de los usuarios de Windows 10 siguen usando versiones más antiguas que la mencionada April 2018.
En estos momentos Windows 10 tiene un ciclo de lanzamiento de nuevas versiones de seis meses, lo que significa que la próxima versión con el nombre en clave 19H1, se lanzará en unos tres meses, aunque a estas alturas sólo un pequeño porcentaje de PCs está actualizado a la última versión del sistema. Por tanto ahora nos podemos preguntar qué va a pasar cuando se lance la 19H1, es decir, si se pasará por alto la October 2018, o si la nueva presentará los mismos problemas.
Así, ha llegado el momento en el que quizá Microsoft debería admitir que el proceso de desarrollo de Windows no está funcionando y que realizar una gran actualización importante cada seis meses es una mala idea. De hecho nadie más lo hace, ni Google con Android ni Apple con iOS o macOS, ya que lo hacen aproximadamente cada año.
Windows presenta serios problemas de fragmentación
Pero aquí no acaban los problemas para los de Redmond, ya que además la mayoría de las compañías de software no están usando esas nuevas funciones de Windows en sus proyectos, por ejemplo, en lugar de usar la plataforma UWP de la Microsoft Store, la mayoría siguen lanzando programas Win32 que también se ejecutarán en versiones anteriores como Windows 7, que por cierto usan más del 45% de los usuarios de Windows hoy día.
En otras palabras, la fragmentación de Windows en realidad no importa demasiado porque las nuevas funcionalidades no están siendo aceptadas ni usadas.
Y es que poca gente usa características como Timeline, ni los usuarios finales, ni los desarrolladores que le saquen partido. De hecho ni siquiera la propia Microsoft están creando aplicaciones que usen sus más recientes funciones de Windows 10. Por tanto, ahora la pregunta que nos podemos hacer, es qué sentido tienen estas actualizaciones semestrales para enviar funciones y novedades que nadie utiliza.
Cabe la posibilidad de que si Microsoft lanzara una actualización más estable al año, aunque no estuviera llena de características que a nadie le importan como My People, Windows 10 sería una plataforma más fiable y los desarrolladores podrían confiar en que los usuarios trabajasen con la versión más estable y reciente. Con todo y con ello, al menos por el momento, los de Redmond parece que van a continuar con su actual política de nuevas versiones, esperemos que la cosas mejoren con la 19H1.