Hemos de conocer la realidad laboral de nuestro país. Y es que en España, cada vez son más los trabajadores que, por cuestiones familiares, quieren ejercer su derecho a solicitar el teletrabajo o un cambio de horario. Y tienen toda la razón, pues la normativa española reconoce el derecho a pedirlo, pero el problema viene cuando muchas empresas comienzan a poner trabas para ello.
Ya sea en forma de impedimentos o excusas, o bien porque empiezan a generar un clima laboral muy incómodo, las empresas ejercen su particular e ilegal modo de presión. Pues esto es precisamente lo que le ha ocurrido a una trabajadora con hijos pequeños. La mujer solicitó teletrabajar y adaptar su jornada para poder atender a su familia. Pero la empresa, lejos de facilitarte cualquier posibilidad, comenzó a presionarla y a dificultar su día a día hasta que la situación se volvió insostenible.
Pero gracias a su actuación responsable con los derechos laborales, no se quedó de brazos cruzados. Acudió a un abogado laboralista y, gracias a su antigüedad de 15 años en la empresa y al alto nivel salarial que percibía, la compañía acabó pagándole una indemnización de 75.000 euros netos. Derecho a paro incluido. De ahí la importancia de que conozcamos bien nuestros derechos laborales.
Una petición de teletrabajo que ha costado cara
Dentro de nuestro país, el derecho a solicitar teletrabajo o la correspondiente adaptación de jornada laboral está recogido en el artículo 34.8 del Estatuto de los Trabajadores. Este derecho permite que cualquier persona con cargas familiares, como puede ser el cuidado de hijos menores, pueda pedir cambios en su jornada, turno o incluso lugar de trabajo. Todo bajo la motivación de facilitar su conciliación familiar. Por su parte, la empresa está obligada a negociar en estos casos y a ofrecer una respuesta debidamente motivadas. No se puede negar unilateralmente sin criterio alguno.

Pero, como ocurre con muchas leyes laborales, la empresa puede pasar por alto el hecho de respetarla. De hecho, siempre está el riesgo de que aquellos trabajadores que quieran ejercer este derecho se enfrenten a represalias por parte de su empleador. Ha habido casos de reducción de tareas, aislamiento, comentarios malintencionados y en un ambiente que se va volviendo poco a poco muy tóxico. Pero en el caso real que tenemos entre manos, dicha empleada con 15 años de antigüedad, y ante la negativa de la empresa y posterior presión, la mujer tomó medidas.
La importancia de negociar una salida laboral digna
En lugar de aguantar un entorno laboral cada vez más hostil, la trabajadora se dispuso a actuar. Y además le salió bien. Muy bien. Acudió a un abogado especializado en derecho laboral, y tras el correspondiente pleito judicial, lograron negociar una salida acordada que incluyó una indemnización de 75.000 euros netos. Junto a ello, además obtuvo el correspondiente acceso al paro. Y todo por acudir a un profesional y saber que tenía la ley a su favor.
Lo que influyó en tal monto de dinero fue la antigüedad, su alto nivel salarial y el daño emocional que sufrió por parte de la empresa. Por su parte, la empresa, consciente de que tenía todas las de perder, aceptó dicha cifra antes de que el caso fuera a mayores. Este desenlace nos confirma que es posible enfrentarse a una empresa, por poderosa que sea, y ganar. Porque las empresas no están por encima de la ley.