A la hora de conectarnos a Internet desde nuestro ordenador hay un software que se convierte en imprescindible. Este no es otro que un antivirus, con el que poder tener a salvo nuestra privacidad y la seguridad en la red. Microsoft, incluye en su sistema operativo de manera predeterminada su propio antivirus como es Windows Defender, el cual ha ido mejorando con el tiempo hasta convertir se en una herramienta bastante capaz. Pero ¿en qué puede mejorar?
Microsoft ha conseguido con Windows Defender simplificar la elección de un antivirus. Desde su incorporación en Windows 10, son muchos los usuarios que han prescindido de la necesidad de otro software, pues este era gratuito y capaz de protegernos de prácticamente cualquier amenaza que pudiera poner en peligro nuestra seguridad. Pese a ello, Windows Defender no es un antivirus perfecto.
Principales características de Windows Defender
Que no sean pocos los usuarios que se conforman con usar Windows Defender no es casualidad, pues cuenta con características que pueden ser suficientes para muchos. Por ejemplo, dispone de protección en tiempo real y protección basada en la nube, siendo eficiente a la hora de detectar «malware», «phishing» o bloquear «exploits». También permite activar controles parentales que son capaces de controlar la ubicación y el acceso a determinadas webs no deseadas. Además, incluye informes sobre el rendimiento y la seguridad del sistema y la inclusión de un cortafuegos.
Estas funciones, que puede resultar básicas, son efectivas y consideradas más que suficientes para muchos usuarios. Esto posibilita que tengamos de manera predeterminada un software capaz de proteger nuestro PC sin necesidad de recurrir a un software de terceros.
Aspectos en los que debe de mejorar
Windows Defender puede ser antivirus satisfactorio para el usuario promedio que no quiere complicarse la vida a la hora elegir un software de protección para su PC, y dado que viene integrado en Windows 10 decide darlo por bueno. Pero el antivirus de Microsoft aún tiene mucho margen de mejora.
Por ejemplo, uno de los aspectos que deben mejorar sí o sí es su interfaz, tremendamente engorrosa, lo que dificulta que podamos movernos por ella con fluidez. Si alguna vez hemos probado a acceder a ella seguramente hayamos tenido que pasar un buen tiempo aprendiendo a desenvolvernos y saber qué podemos hacer. También debe mejorar su base de datos pues Microsoft no la actualiza con frecuencia, lo que puede dar lugar a que podamos tener problemas con los virus más recientes.
Junto a ello se echan en falta una mejor detección de malware y la ausencia de herramientas adicionales que podría venir incluida. Hablamos de utilidades como un gestor de contraseñas, una VPN o la protección contra robo de identidad. Además, pese a que cuenta con la posibilidad de establecer controles parentales, estos se encuentran exclusivamente limitados a usar el navegador de Microsoft Edge.
Se puede decir que Windows Defender puede ofrecer más o menos lo mismo que otro antivirus gratuito, con la ventaja de que al llegar instalado con el sistema operativo hace que sea realmente más cómodo que buscar otra alternativa. Sin embargo, queda lejos de las características que pueden llegar a ofrecer los softwares de pago, y más teniendo en cuenta que Microsoft no es una empresa de ciberseguridad, por lo que ofrece lo mínimo con lo que debe contar cualquier PC que necesite de conectarse a Internet de forma frecuente.