Microsoft Office es la suite ofimática más utilizada en todo el mundo. A diario, millones de usuarios hacen uso de sus programas, Word, Excel, PowerPoint, y demás, tanto para uso personal como para trabajar. Sin embargo, la suite de Microsoft no es la única que podemos instalar en nuestro ordenador. Es más, existe una alternativa, totalmente gratuita y de código abierto, que se va colocando poco a poco como una de las mejores alternativas gratis a los programas de Microsoft: LibreOffice.
LibreOffice es, probablemente, la mejor alternativa a Office que podemos encontrar. Esta suite ofimática nació como un fork de OpenOffice después de que el proyecto fuera vendido a Oracle, y cedido a la fundación Apache. LibreOffice, controlado por The Document Foundation, ha conseguido dejar muy atrás a OpenOffice, convirtiéndose en una de las mejores suites ofimáticas disponibles en la red.
Sin embargo, tanto los usuarios como la mayoría de las empresas siguen prefiriendo pasar por el aro de Microsoft y pagar la licencia de Office (o de Office 365) para poder hacer uso de programas que, casi casi, podría tener gratis y de código abierto. ¿Por qué?
Compatibilidad con Office
El primero de los problemas que nos encontramos al intentar usar LibreOffice es con la compatibilidad. La mayoría de los documentos de Word se guardan en formatos DOCX, lo cual nos garantiza una compatibilidad excelente con los demás programas de Microsoft. Pero fuera de su ecosistema, siempre hay problemas.
Si alguna vez hemos abierto un documento DOCX con LibreOffice habremos visto cómo todo queda manga por hombro. Textos mal ordenados, fuentes incorrectas, fotos mal situadas en el documento… todo ha quedado destrozado.
Es cierto que LibreOffice 7.0 ha mejorado mucho la compatibilidad con los documentos de Office. Incluso ahora podemos guardar por defecto en DOCX para mayor compatibilidad con Office. Pero aún queda mucho trabajo por delante para ofrecer la mejor compatibilidad. The Document Foundation debería prestar mucha más atención a la compatibilidad y trabajar duro en ella de manera que, con el lanzamiento de la próxima gran actualización, LibreOffice 8.0, finalmente sea compatible al 100% con los documentos de Office originales.
Almacenamiento en la nube y colaboración
Otro de los aspectos donde también queda atrás LibreOffice es en la integración con la nube. Microsoft tiene OneDrive y Office Online, y hasta Google tiene Google Docs. Pero esta suite ofimática no tiene ni almacenamiento en la nube, ni una suite online. Y las funciones colaborativas también dejan mucho que desear, por no decir que son inexistentes. Esto hace que esta suite quede fuera de las opciones de muchos usuarios al no poder cubrir sus necesidades.
Es cierto que The Document Foundation tiene una modalidad «online», pero no es más que la misma suite de siempre para montarla en un servidor o en un contenedor. Algo que, la verdad, no es demasiado práctico. La compañía tenía que lanzar una alternativa real a Google Docs y Office online, además de ofrecer un pequeño sistema de almacenamiento para que los usuarios puedan guardar sus documentos en la nube, compartirlos y acceder a ellos desde cualquier lugar.
Adiós a Java
Es cierto que cuando comenzó el proyecto, depender de Java facilitaba mucho las cosas. Y, además, era la mejor forma de hacer que la suite estuviera disponible para Windows, macOS, Linux y cualquier otro sistema operativo. Sin embargo, a día de hoy, basar un programa de esa envergadura en Java solo trae problemas de rendimiento. Java es cosa del pasado, hoy en día existen tecnologías muy superiores, tanto en prestaciones como en seguridad y, sobre todo, en rendimiento.
Es un trabajo casi imposible, pero The Document Foundation debería pensar en ir abandonando Java y usar otro lenguaje de programación más moderno y optimizado. No es normal que Writer consuma 4 veces más de memoria que Word 2019.
Abandonar Java y adoptar otra tecnología más moderna no solo mejoraría el rendimiento de la suite, sino que permitiría al programa seguir creciendo.