Cuando encendemos un PC de sobremesa, en la mayoría de las ocasiones se pone en marcha el sistema operativo de Microsoft, Windows 10, que es el más usado hoy día. También nos podemos encontrar con alguna distribución de Linux. Pero sea como sea, además del sistema como tal, al mismo tiempo nos encontramos con los programas instalados en el mismo, por lo que hablemos de sus actualizaciones.
Estos son elementos clave en el día a día con el ordenador, ya que son los que nos permiten llevar a cabo las tareas que necesitamos. Es decir, son los que nos dejan editar textos, ver vídeos, abrir fotos, desarrollar otras aplicaciones, diseñar, etc. Por tanto, podríamos decir que el sistema operativo en realidad hace de base y soporte para que podamos usar el resto de programas.
Ya los hayamos descargado desde sus correspondientes webs o los hayamos bajado de la tienda oficial del sistema, como la Microsoft Store, estos necesitan un mantenimiento. Esto es algo que entre muchos usuarios genera una cierta controversia, nos referimos a las actualizaciones. Estas se extienden tanto a los mismos sistemas operativos, como a los programas que instalamos en estos, o incluso a los controladores o drivers. Así, la importancia de estas actualizaciones, para algunos es relativa, de hecho hay muchos que las ignoran por completo.
Razón de más para que en estas mismas líneas os hablemos precisamente de la importancia de estos elementos, o de algunos de sus inconvenientes también.
Razones que provocan el rechazo a las actualizaciones
Como os contamos, aún hay multitud de usuarios que prefieren no instalar actualizaciones en sus equipos, ni de programas, ni actualizar Windows. Las principales razones de todo ello son varias. Una de las primeras, especialmente al hablar del sistema operativo, son los posibles fallos que las mismas nos pueden presentar. Por tanto, para qué correr riesgos, nos quedamos con lo que funciona, listo; piensan algunos.
Por otro lado también es verdad que estas llegadas traen consigo una ocupación de espacio en disco, en ocasiones muy importante, algo que también muchos prefieren ahorrarse. Pero hay que valorar, de forma paralela, los beneficios que estos elementos nos traen al PC.
Actualizar el software para mejorar su seguridad
En primer lugar, muchas de estas actualizaciones, tanto del sistema como de programas, traen consigo importantes parches de seguridad. Y este es un apartado con el que debemos tener un cuidado extremo. Trabajar con un Windows o con programas que no estén actualizados debidamente y con vulnerabilidades, es un gran problema.
De hecho ponemos en riesgo el resto de aplicaciones instaladas, así como todos los datos personales almacenados en las unidades de disco. Por tanto, solo por esto, probablemente ya merezca la pena arriesgarnos con los posibles fallos al actualizar, o a perder espacio en el disco duro.
Usar las más actuales funciones del software
Por otro lado, además de cuidar de la seguridad del PC, estas actualizaciones nos traen al equipo los últimos lanzamientos en forma de funciones, añadidos. Y es que los desarrolladores de los programas que usamos a diario, normalmente no paran de mejorar sus proyectos. Por tanto, en el caso de que nos queramos beneficiar de todo ello, lo recomendable es actualizar ese software instalado, siempre que podamos. Además esto es algo que se hace extensible tanto a los sistemas operativos, como a los programas de mayor o menor calado.