El almacenamiento de nuestros datos en las nubes comerciales puede parecer la solución idónea a la hora de guardar fotos, documentos o proyectos y ahorrarnos dinero en un sitio seguro. Pero muchos usuarios se acaban arrepintiendo cuando sucede la catástrofe: perder los datos o colmar el cupo de capacidad máxima.
De esta manera, plataformas como Google Drive, Dropbox o OneDrive nos ofrecen unos cuantos gigas para mantenernos fieles a largo plazo. Pero ello nos deja a discreción de los cambios que estas plataformas puedan llevar a cabo en sus propios servicios. Cualquier cambio de política, restricciones ocultas o la propia presión comercial hacen que esta ventaja, a largo plazo, se convierta en un obstáculo para quienes dependan de sus archivos.
Por ello, hemos de reflexionar sobre si vale la pena confiar en una nube gratuita o es mejor invertir en almacenamiento de manera más privada y segura. Basándonos en el funcionamiento de las nubes comerciales, vamos a repasar varios motivos -algunos más obvios, y otros no tanto- para no jugársela con los planes gratuitos de los servicios en nube. La nube gratuita es gratuita… siempre que estés dispuesto a pagar la posibilidad de riesgo.
Limitaciones y presión comercial
El espacio y las funciones gratuitas que ofrecen estos servicios de nube tienen como misión principal atraer a nuevos usuarios, pero están diseñados específicamente para que terminemos pagando por sus servicios.
Cuando comenzamos a llenar nuestra cuenta y nos acercamos a los GB límite, en nuestras cuentas comienzan a aparecer avisos constantes, restricciones de espacio e incluso una lentitud sospechosa en el acceso y hasta bloqueo de las funciones más importantes. En el caso de Google, la recepción de correos en Gmail se bloquea si excedemos el almacenamiento disponible. Todo ello, enfocado en que optes por el plan de pago como mejor solución.
Cambios bruscos en las políticas de uso
No es raro que los gigantes tecnológicos a cargo de estas nubes hagan una modificación de sus condiciones. Sin ir más lejos, Evernote redujo tajantemente su espacio y dispositivos permitidos para cuentas gratuitas.
Esto obligó a miles de usuarios a optar por tres vías distintas: permanecer en Evernote con sus funciones de pago, migrar a otro servicio en nube o lidiar con el recorte de servicios. Y este tipo de cambios pueden darse sin previo aviso para los usuarios. Lo que afectará a la accesibilidad y al valor de nuestros datos sin que podamos hacer nada.
Restricciones de funcionalidad y prioridad
Las cuentas gratuitas suelen limitar las velocidades del servicio para subir y bajar archivos de manera consciente. Además, también suelen capar el número de dispositivos que podemos conectar a dicha nube de manera simultánea o incluso el plazo de recuperación de nuestros archivos.
Por otra parte, los usuarios sin suscripción siempre quedan fuera de las prioridades del soporte técnico. Por lo que cualquier problema puede tardar días, o incluso semanas, en resolverse (si es que llega a resolverse). Además, en el caso de que migremos nuestros datos o necesitemos restaurarlos tras un robo o pérdida de datos, la cuenta gratuita no suele asegurar este tipo de funcionalidades.
Publicidad invasiva y rastreo de datos
A menudo, estos servicios gratuitos se financian con anuncios dentro de su interfaz, y recurre al análisis de nuestros archivos y hábitos para mostrarnos publicidad personalizada o vender datos estadísticos. Esto convierte nuestra privacidad básicamente en un producto y una moneda de cambio sin un aviso claro por parte de las plataformas.
Lo más recomendable a la hora de utilizar una nube es combinar estos servicios con prudencia junto a copias locales en dispositivos externos. O bien explorar opciones como servidores propios (como Plex) para que nuestro contenido quede totalmente bajo nuestro control pase lo que pase.
