Tu disco duro con NTFS tiene los días contados: así tendrás que formatear Windows 11
Llegan grandes cambios a Windows 11 mucho más allá de las nuevas funciones y características que estamos acostumbrados a ver. Y es que Microsoft lleva ya un tiempo trabajando en el núcleo (kernel) del sistema operativo, mejorando su seguridad y aprovechando para hacerlo mucho más robusto y fiable para marcar el futuro del SO. Y, como parte de esta mejora, la compañía está dando los últimos retoques a dos grandes cambios, los cuales vamos a ver a continuación.
El núcleo de Windows es la parte más importante del sistema operativo, ya que es el encargado de que todo funcione correctamente y comunicarse directamente con los componentes del PC. Por ello, el primero de los cambios que va a llegar muy pronto es que este núcleo va a integrar Rust dentro, de manera que pueda beneficiarse de las ventajas de este lenguaje.
Rust es un lenguaje de programación seguro para la memoria, y destaca por su protección contra ataques de inyección, similar a como hace Java en sus aplicaciones. De esta forma, este lenguaje evita que las aplicaciones, u otros programas, puedan acceder a los espacios de memoria de otras aplicaciones que están cargadas en el sistema, evitando muchos de los ataques informáticos que se llevan a cabo.
Microsoft ya lleva tiempo hablando de esta integración, pero no ha sido hasta ahora cuando, finalmente, parece que la integración está más cerca que nunca. Y es que, si todo va bien, los usuarios (dentro del programa Insider, por supuesto) podrán muy pronto arrancar sus sistemas operativos con Rust en las próximas semanas. En un principio Microsoft se centrará en garantizar la compatibilidad y el rendimiento del sistema, pero poco a poco irá incluyendo más APIs para dejar de lado las contrapartes de C++.
De momento, las primeras pruebas de rendimiento, con PCMark 10, son excelentes, aunque aún hay mucho trabajo por delante.
ReFS sustituye a NTFS en Windows 11
Además de la integración con Rust, Microsoft está trabajando en otro cambio muy importante dentro de su ecosistema: el sucesor de NTFS. Este sistema de archivos lleva siendo el predeterminado de Windows desde la era de Windows XP, ya que FAT32 quedaba, entonces, muy limitado.
Actualmente, NTFS sigue siendo un sistema totalmente válido, y su uso no implica ninguna limitación para ningún usuario. Sin embargo, este sistema de archivos ya tiene unos cuantos años a la espalda, y por ello Microsoft ha decidido que es hora de dar paso a su sucesor, ReFS.
ReFS (Resilient File System) es un sistema de archivos creado, inicialmente, para uso empresarial y profesional que mejora a NTFS en muchos sentidos. Lo más importante de este sistema de archivos es que mejora la satisfacción a la hora de trabajar con grandes volúmenes de datos y contra la corrupción de datos, así como una mayor seguridad y algunas mejoras de rendimiento, sobre todo en unidades SSD, algo para lo que NTFS no estaba preparado.
Por ello, muy pronto veremos cómo las nuevas instalaciones de Windows formatean las unidades ya en el nuevo ReFS en lugar de seguir usando NTFS por defecto. Y, poco a poco, este será el sistema de archivos que todos tendremos que usar en nuestros discos duros y unidades USB.
NTFS seguirá funcionando
Aunque Microsoft sigue mirando hacia el futuro, eso no quiere decir que NTFS vaya a dejar de funcionar en el sistema operativo, ni mucho menos. Los discos y pendrives que tengamos en este sistema de archivos seguirán funcionando sin problemas. Además, Windows 11 se seguirá pudiendo instalar en NTFS, además de en ReFS.
Eso sí, de cara a Windows 12 es posible que ReFS sea el único sistema de archivos donde podamos instalar el sistema operativo. Aunque, como ocurre con FAT32, seguiremos pudiendo usar unidades NTFS sin ningún problema. Por ello, este sistema de archivos seguirá siendo la opción predilecta si vamos a compartir la unidad con otras personas, para evitar tener problemas.