Son muchos los programas que tenemos instalados por regla general en nuestro ordenador, pero en la mayoría de los equipos no falta uno para trabajar con contenidos de texto. De hecho, el propio sistema operativo Windows incluye alguna aplicación de estas características para empezar a usarla desde el primer minuto.
En términos generales todo lo relacionado con el sector ofimático se ha extendido en gran medida a lo largo de los últimos años. Cada vez son más importantes las suites ofimáticas del tipo de Office o LibreOffice, por mencionar algunas de las más importantes. Estas suelen estar compuestas por varias aplicaciones independientes, entre ellas algún programa especialmente centrado en estos contenidos de texto.
En ocasiones nos referimos a este tipo de software en concreto como procesadores de texto, aunque también podemos llamarlos editores de texto. Quizá en un principio nos pueda parecer lo mismo, pero en realidad hay algunas diferencias entre ambas nomenclaturas. Eso es precisamente de lo que os queremos hablar en estas líneas para que sepáis distinguir ambos tipos de programas.
Principales diferencias entre un editor y un procesador de texto
Lo cierto es que el objetivo principal de ambos tipos de programas es bastante similar, como es mencionamos antes, el trabajo con contenidos centrados en los textos. Sin embargo, debemos distinguir entre un editor y un procesador de texto. Para que nos hagamos una idea, la principal diferencia entre ambas soluciones estriba en la complejidad de la aplicación como tal. En el caso de que nos encontremos ante un sencillo programa que básicamente trabaja con texto plano y sin apenas funciones adicionales, aquí nos encontramos ante lo que se conoce como un editor.
Un claro ejemplo de este tipo de programa lo encontramos en el Bloc de notas que se integra con Windows. Esta es una aplicación que lleva muchos años entre nosotros y que se caracteriza por su sencillez de uso. Nos sirve para crear documentos de texto plano sin prácticamente formato ni añadidos adicionales. De hecho, ni siquiera soporta que adjuntemos fotos o contenidos más complejos.
A pesar de la utilidad de este tipo de programas, en la mayoría de las ocasiones, al trabajar con textos vamos a necesitar ir un paso más allá. De ahí que nos decantemos por el uso de programas como el WordPad igualmente de Windows, Word de Microsoft o Writer de LibreOffice. Estos son programas que tienen un básicamente el mismo objetivo, pero a los que podemos sacar mucho más provecho gracias a las funciones y tipos de contenidos que soportan. Ya os podéis imaginar que estos son los que podemos denominar como procesadores de texto.
Cuándo usar cada tipo de programa ofimático
Es fácil imaginar que cuando necesitamos tomar notas sencillas de manera rápida y funcional, la mejor solución es echar mano de un editor de texto. Igualmente, si nuestro objetivo sea crear código para el desarrollo de aplicaciones, teniendo en cuenta que este tipo de programas utilizan texto plano, igualmente suponen una solución perfecta. Básicamente esto quiere decir que en un editor creamos un fichero .txt sin códigos ocultos añadidos. Esto es algo imprescindible para los trabajos de programación.
Pero en el caso de que necesitemos trabajar con estos contenidos, pero darles un formato y añadir elementos adicionales como imágenes, tablas o vídeos, evidentemente tendremos que decantarnos por un procesador de textos. Este tipo de usos suelen más ser más habituales en los tiempos que corren, de ahí el éxito de las mencionadas aplicaciones Word de Microsoft o Writer.