Solo por crearnos una cuenta de Microsoft, o de Gmail, tenemos varios gigas de espacio de almacenamiento en la nube. En este espacio podemos guardar lo que queramos, desde fotos y vídeos hasta documentos, archivos, programas… cualquier cosa. Además, si queremos más espacio, podemos pagar una suscripción (a Google One, o Microsoft 365) para tener cientos de gigas, o varios teras, a nuestra disposición. Sin embargo, aunque la nube puede parecer cómoda, también puede volverse una pesadilla.
Aunque no lo sepamos, Google, Microsoft, y todas las nubes que se precien llevan a cabo escaneos automáticos, utilizando una Inteligencia Artificial, para buscar todo tipo de archivos ilegales guardados en su nube. Entre otras cosas, estas IAs buscan documentación terrorista, pornografía infantil, información relacionada con drogas, etc. Es decir, por guardar un programa pirata en la nube no nos va a pasar nada… al menos, en teoría.
Estos escaneos van en contra de toda privacidad, y se realizan de manera aleatoria, a no ser que haya sospechas de que, realmente, una cuenta está ocultando algo. Si no guardamos nada que llame la atención, no habrá ningún problema (más allá de la violación de nuestra privacidad) y podremos seguir utilizando la cuenta. Pero, si se pone una diana en nuestra cabeza, puede que comience nuestra peor pesadilla.
Un error le acusó de tener fotos infantiles
De un día para otro, un usuario, del que hablan en el blog IT Heise, amanecía con su Cuenta Microsoft bloqueada. Absolutamente todo lo que estaba vinculado a esa cuenta había quedado inaccesible, desde sus cuentas de correo de Outlook hasta la agenda de contactos, los calendarios, las claves OTP de Microsoft Authenticator, la clave de cifrado de BitLocker, todas sus fotos personales, documentos sensibles del trabajo, incluso su biblioteca de juegos de Xbox, valorada en más de 1000 dólares, había quedado bloqueada.
No se sabe el por qué de este bloqueo. Tan solo ha recibido un mensaje en el que se indica «Hemos identificado actividades que violan nuestro acuerdo de servicio de Microsoft». Y, antes de este mensaje, solo estuvo ordenando su fototeca. Un año después, una citación judicial arrojaba algo de luz sobre el asunto al haber sido acusado de subir pornografía infantil a OneDrive cuando, en realidad, se trataba de una inofensiva foto de un familiar tomada en la playa desde su móvil.
A pesar de ser inocente, y tratarse de una clara negligencia por parte de la IA, y del responsable de revisar el contenido, este usuario sigue sin acceso a su cuenta. Y, tal como funciona el servicio de atención al cliente de Microsoft, todo apunta a que no podrá recuperarla nunca.
Nos puede pasar a cualquiera, y en cualquier nube
Ni es la primera persona a la que le pasa esto, ni va a ser la última. En el momento en el que confiamos en una gran empresa para hacer uso de sus servicios, si leemos los términos y contratos que aceptamos (algo que nunca hacemos) estamos, prácticamente, vendiendo nuestra alma. Y no solo ocurre con Microsoft o Google, sino también con los chats de WhatsApp, Facebook, Twitter… cualquier servicio controlado por una multinacional.
Por ello, lo mejor es intentar evitar usar este tipo de servidores de almacenamiento en la nube. Ya sabemos bien que todo lo que subimos se analiza mediante IA, y que incluso puede llegar a manos de algún operario. En el momento en el que subimos algo a OneDrive, Google Drive, o la plataforma que sea, perdemos el control sobre ello y deja de ser privado.
Si a pesar de todo queremos seguir usando la nube, lo mejor que podemos hacer es apostar por varias plataformas similares para guardar toda nuestra vida digital. Por ejemplo, copiar los datos en OneDrive y Google Drive, sincronizar agendas… y lo más importante, tener una copia de seguridad privada en un NAS de todo ello.