Internet ahora mismo funciona con cookies. Las cookies son pequeños archivos que se guardan en el ordenador y que nos sirven para almacenar información (como última visita, de dónde venimos, una sesión que hemos iniciado, etc) al usar una web. Estas cookies, además, guardan información valiosa sobre nosotros, información que normalmente suelen leer las webs que visitamos y, asociada a un ID único, se utiliza para espiarnos y rastrearnos. Microsoft, Google, Amazon… todas las empresas utilizan estos archivos para sus propios fines. Sin embargo, puede que estén cerca de su fin. Y es aquí donde entra en juego FloC.
Google, como siempre, quiere tener más control que nadie sobre los usuarios y sobre Internet. Y ahora, ha decidido tomar el control del seguimiento de los usuarios a través de la red. Para ello, la compañía pretende acabar con las cookies de terceros, tan usadas y que tanta información valiosa aportan a empresas, plataformas de publicidad y tiendas online, y a cambio quiere implementar una técnica conocida como FLoC.
¿Qué es el FLoC?
A grandes rasgos, FLoC, Federated Learning of Cohorts, pretende ayudar a los anunciantes a ofrecer anuncios dirigidos en función de los intereses de los usuarios que visitan la web pero sin facilitar un ID de usuario, u otra información, que pueda ser usada para identificar al usuario. En teoría, esto debería mejorar la privacidad de los usuarios al conectarnos a Internet, sin embargo, en la práctica lo único que hace es permitir a Google recopilar mucha más información de los usuarios y tener mucho más control sobre todos estos datos sin depender de las cookies.
Para que esta técnica funcione, el navegador se encarga de recoger automáticamente los hábitos de navegación de los usuarios, sus preferencias, la actividad y otros datos de interés. Esta información se agrupa con los datos de otros usuarios con preferencias y hábitos similares y se crean unos grupos denominados «cohortes». Un cohorte (del inglés, cohort), según la RAE, es un «conjunto de cosas o personas que acompañan o siguen a otra cosa o persona.»
Cada cohorte tiene un ID, y es este el que se facilita a las webs cuando entramos a ellas para que conozca nuestros gustos e intereses y pueda mostrarnos información y datos relevantes.
En teoría, estos cohortes pretenden mejorar la privacidad de los usuarios. Sin embargo, tras analizarlos, podemos ver que contienen mucha más información, y mucho más detallada, que la que los anunciantes obtienen con las cookies de terceros. Google, además, ha creado su propio algoritmo, SimHash, para agrupar esta información y crear los cohortes. Y nuestro ID puede cambiar cada 7 días en función de nuestra actividad.
Por ello, la función que en teoría pretendía mejorar nuestra privacidad, en la práctica hace más bien lo contrario: facilitar información mucho más detallada a los anunciantes. Y dar a Google un control absoluto sobre esta información, la cual tiene un valor incalculable para una compañía cuya fuente de ingresos siempre ha sido la publicidad y los datos de los usuarios.
Qué problemas podemos tener con FLoC
Google asegura que FLoC protege a los usuarios porque no les asocia un ID único (al menos de cara a terceros), sino que solo facilita un ID de un grupo (el cohorte) al que pertenecen muchos usuarios con intereses similares. Sin embargo, no todo es tan bonito como parece. El principal problema de esta técnica es que acaba con las cookies de terceros por ser un problema para la privacidad pero, al mismo tiempo, crea una alternativa que recopila mucha más información que estas cookies. Entonces, algo malo se está reemplazando por algo peor, en teoría.
Tampoco se garantiza que el ID que se va a facilitar a las plataformas de publicidad sea realmente el nuestro, o sea el ID que le interesa a Google facilitar, un ID con el que mostrar anuncios e intereses que se puedan utilizar para manipularnos.
El cohorte brinda a las webs mucha más información que la que pueden obtener a través de cookies y seguimiento. Y esta información se puede utilizar para crear una huella mucho más completa y detallada con la que las webs y organizaciones pueden rastrearnos.
Por último, hay muchas webs que nos permiten iniciar sesión a través de nuestro perfil de Google. Por lo tanto, si lo hacemos, ya estaríamos identificados y la web podría asociar nuestro usuario a un ID de cohorte concreto. Al final, la privacidad no es tan grande como nos quieren hacer pensar.
Compañías en contra de esta técnica
Esta nueva técnica no ha gustado a los usuarios, ya que están viendo cómo en poco tiempo van a tener mucha menos privacidad en la red, ni a muchas de las compañías de Internet. Una de las primeras en mostrar su disconformidad ha sido DuckDuckGo, el buscador rival de Google. Esta compañía ya ha introducido funciones para bloquear FLoC en su extensión y evitar que se pueda usar para seguir a los usuarios.
También, hay navegadores que ya se han colocado en contra de esta técnica. Brave y Vivaldi, por ejemplo, son los dos primeros que han rechazado este nuevo sistema de rastreo desactivando su funcionalidad en ambos navegadores. En el caso de Firefox y Safari, por ejemplo, ni siquiera está implementada esta nueva funcionalidad, ya que, por ahora, solo está en el código de Chromium. Igual, con un poco de suerte, FLoC termina siendo solo un experimento que no termina de encajar.
Comprueba si tu navegador está usando esta técnica
De momento, FloC está en fase de pruebas experimentales. Tan solo el 0.5% de los usuarios de Chrome de países concretos (Australia, Brasil, Canadá, India, Indonesia, Japón, México, Nueva Zelanda, Filipinas y Estados Unidos.) lo tienen activado (de forma aleatoria) para analizar su funcionamiento. De todas formas, un 0.5% del total de usuarios de Chrome, aunque parezcan pocos, son en realidad millones de usuarios.
Sin embargo, en cualquier momento Google podría aumentar este porcentaje para probar qué tal se comporta esta nueva función en un uso más masivo e ir afinando mejor sus cohortes y algoritmos. Por ello, para comprobar si nuestro navegador forma parte de las pruebas de Google, simplemente debemos acceder a esta página de la Electronic Frontier Foundation.