Es algo que venimos escuchando por activa y por pasiva desde hace mucho tiempo referente a las aplicaciones que tenemos instaladas en nuestro PC. En concreto nos referimos a que en la mayoría de las ocasiones lo mejor que podemos hacer es mantener actualizado todo nuestro software. Sin embargo, esto no siempre es así, ya que hay situaciones en las que debemos volver a usar la versión anterior.
Además del propio sistema operativo que tenemos instalado en nuestro ordenador, en la mayoría de las ocasiones Windows, los programas que añadimos también son muy importantes. Dependiendo del tipo de uso que hagamos del PC, instalamos unos títulos u otros. En este sentido hay algunos elementos comunes que encontramos en la mayoría de los equipos, hablamos de un reproductor multimedia, un navegador web, una suite ofimática, etc. A todo esto, le podemos sumar que nos encontramos en un momento en el que disponemos de multitud de opciones entre las que elegir para cada sector.
Los desarrolladores o máximos responsables de cada uno de estos programas casi siempre son conscientes de todo ello. Por tanto, intentan mantener sus proyectos al día en todo momento, algo que nos demuestran a través de sus constantes actualizaciones. Estas pueden tener varios objetivos, tanto funcionales, como de aspecto o seguridad. Precisamente por todo esto que os contamos en la mayoría de las ocasiones lo más recomendable es mantener estos programas actualizados. Pero con todo y con ello en determinados casos este tipo de movimientos se pueden convertir en un serio inconveniente.
Es precisamente por esto por lo que a continuación os hablaremos de algunas situaciones en las que deberíais volver a la versión anterior de algunos programas.
Reinstalar la versión anterior de un programa
Cierto es que las situaciones que les vamos a exponer a continuación se dan en momentos puntuales, ya que en la mayoría de las ocasiones lo recomendable es actualizar. Sin embargo, en ciertas ocasiones nos podemos encontrar con que las nuevas actualizaciones están causando más problemas que soluciones. Esto es algo por ejemplo llevamos años encontrando en un sistema operativo de la importancia de Windows 10. De ahí que multitud de usuarios se decanten por reinstalar versiones anteriores del sistema, por ejemplo. Esto es algo que se hace extensible a cualquier aplicación que tengamos instalada en el PC.
También se puede dar el caso de que una actualización importante de algún programa repercute de manera directa en el consumo de recursos. Esto quiere decir que, si tenemos un ordenador antiguo o un tanto limitado, esa actualización empeorará su funcionamiento en nuestro caso. Por tanto, esta es otra ocasión ideal para que demos un paso atrás en la versión de ese título en concreto.
Igualmente se puede dar el caso en el que una nueva versión de un programa no sea compatible con alguno de los componentes hardware de nuestro equipo. Así, llegados a este punto deberíamos evitar la instalación de la nueva versión para así no tener problemas relacionados con la incompatibilidad en el futuro. Es más, este tipo de incompatibilidades con nuevas versiones se puede hacer extensible tanto a nivel hardware como software.