El rendimiento de Windows siempre ha sido uno de los aspectos más criticados del sistema de Microsoft. Mientras que sus rivales, Linux y macOS, presumen de ser sistemas rápidos y fluidos, además de llenos de efectos, Windows a veces como que, cuando está muy sobrecargado, va a saltos, rompiendo la experiencia de los usuarios que, a diario, usan este sistema. Por suerte, Microsoft ha escondido un botón secreto en su sistema operativo que, con un clic, nos permite ganar esa rapidez y fluidez que tanto anhelamos.
Con la llegada de Windows 7, Microsoft depuró la experiencia que empezó con Vista, y consiguió un sistema operativo rápido, fluido y, a la vez, bonito. Windows 8 volvió a romper esta experiencia, arreglándose de nuevo con el lanzamiento de Windows 10. Con Windows 11 esperábamos una experiencia igual, o mejor, que la de Windows 10. Sin embargo, parece que no ha habido suerte en este sentido.

Tengas el ordenador que tengas, seguro que has notado más de una vez cómo Windows pega de no ir fluido. En nuestro caso, lo hemos podido probar de primera mano con un PC tope de gama, el cual está formado por una CPU AMD Ryzen 9 7950X3D, 64 GB de RAM y una gráfica NVIDIA RTX 4080. Aunque el sistema no funciona mal, hay elementos que hacen que, a veces, se le note pesado. Y no será por falta de recursos.
La mayor parte de la culpa de esto la tienen los efectos visuales. Estos hacen que el sistema se vea bonito y parezca agradable. No obstante, a veces crea un cuello de botella, y eso al final lastra con todo el rendimiento del PC.
Por suerte, es tan fácil solucionarlo como desactivar una opción, algo escondida, que podemos encontrar dentro del menú de Configuración.
Desactivar los efectos de animación
Los efectos de animación de Windows 11 son esos pequeños efectos que hacen que se resalten los botones, se animen las ventanas cuando maximizamos o minimizamos, o veamos animaciones al movernos por la barra de tareas. Efectos agradables pero por los que tenemos que pagar un precio muy alto.

Ahora bien, podemos desactivar muy fácilmente estos efectos para mejorar el rendimiento de Windows, eliminar los cuellos de botella y hacer que parezca que nuestro sistema funciona mucho más rápido y fluido. Hay dos formas de hacerlo.
La primera, más rápida, y recomendada, es desde el menú de Configuración de Windows. Para ello, debemos abrir este menú con el atajo de teclado Windows + I, e ir al apartado «Accesibilidad > Efectos visuales». Ahí dentro encontramos una opción llamada «Efectos de animación». Pulsamos sobre el interruptor y lo desactivamos.

La otra opción, heredada de las versiones antiguas de Windows, es hacerlo desde la herramienta del sistema «sysdm.cpl». La ejecutamos, nos vamos apartado «Avanzado > Rendimiento», y desactivamos allí las tres opciones que aparecen relacionadas con las animaciones.

Listo. Ahora veremos que nuestro Windows parece ir más rápido y fluido, ya que no tenemos todos esos efectos que aparecen de serie cuando usamos el PC. Si en algún momento los echamos de menos, podemos perfectamente volverlos a activar activando la casilla que desactivamos en el primer paso, o reactivamos las tres casillas que desmarcamos en el segundo paso.