Si queremos que nuestro ordenador funcione perfectamente, y podamos aprovecharnos de todas las ventajas y características de los sistemas operativos, es necesario escoger la edición más adecuada a nuestro PC. Además de las ediciones que tiene cada versión de Windows, también es muy importante fijarnos en la arquitectura de nuestro sistema operativo, ya que será básico para poder aprovechar todas las cualidades del sistema operativo. Ahora mismo conviven a la vez dos: 32 bits y 64 bits. ¿Cuál usas tu?
Los sistemas operativos de 32 bits empezaron sus andanzas en los años 80, cuando los procesadores empezaron a manejar estas direcciones de memoria. Todas las versiones de Windows, hasta Windows 10, han contado con su correspondiente edición de 32 bits, para que todos aquellos usuarios que utilizaran procesadores antiguos pudieran instalarlas sin problemas.
Sin embargo, hoy en día esta arquitectura cuenta con algunas limitaciones muy importantes. Por ejemplo, no podemos aprovechar más de 3.2 GB de memoria RAM, lo que lastra el rendimiento general del ordenador y de muchas de las aplicaciones. También es importante tener en cuenta que muchos programas ya se lanzan solo para 64 bits, por lo que no podremos usarlos. Y que los procesadores de 64 bits tienen funciones de seguridad esenciales que, en 32 bits, no podemos aprovechar.
Aunque es cierto que los sistemas de 32 bits han sido una gran opción, rápida y sencilla, para todos los usuarios durante décadas, Windows 7 ya fue marcando el camino hacia los 64 bits, quedando más que clara su recomendación con la llegada de Windows 8 y, sobre todo, 10. De todas formas, cualquier versión de 32 bits de Windows puede actualizar a una versión posterior. Eso sí, dentro de la misma arquitectura. Por ejemplo, si tenemos un Windows 7 de 32 bits podemos actualizar a Windows 10 de 32 bits desde Windows Update, sin nada raro. Eso sí, podemos olvidarnos de Windows 11, ya que este solo ha sido lanzado para una arquitectura de 64 bits.
Entonces, si aún tengo un sistema de 32 bits, ¿qué puedo hacer?
Actualizar Windows de 32 bits a 64 bits
Lo primero que debemos hacer es comprobar el tipo de sistema operativo que utilizamos, y si nuestro procesador es compatible con las instrucciones de 64 bits. Al 99% de probabilidad, nuestro procesador sí será compatible con estas instrucciones, ya que llevan muchos años en el mercado. Pero, para asegurarnos, lo que debemos hacer es abrir la ventana de propiedades del sistema operativo, donde encontraremos el tipo de sistema, procesador, y la memoria RAM instalada.
Las formas de saber si nuestro sistema operativo es de 32 bits son:
- La memoria RAM está limitada a 3 GB o 3.2 GB como máximo, a pesar de tener más memoria instalada.
- Nos indica que el sistema operativo es de 32 bits.
Si nuestro equipo está gestionado por Windows 11, no vamos a tener que realizar ninguna comprobación ya que Microsoft se ha olvidado por completo de la versión de 32 bits con el lanzamiento de esta versión, por lo que si el sistema operativo de nuestro PC, estamos haciendo uso de la versión de 64 bits.
En caso de que tengamos un sistema operativo de 32 bits, y queramos actualizar a un SO de 64 bits, la mala noticia es que no podemos hacerlo manteniendo los datos. Al tratarse de arquitecturas diferentes, es necesario realizar una instalación limpia del sistema operativo. Por ello, antes de empezar con el proceso, es necesario hacer copia de seguridad de todos los datos que no queramos perder.
Por lo demás, el proceso es muy sencillo:
- Creamos un USB de instalación del Windows de 64 bits.
- Iniciamos la instalación, y cuando veamos la lista de sistemas para instalar, seleccionamos el de 64 bits.
- Eliminamos las particiones de Windows y dejamos que Windows las cree de nuevo.
- Seguimos el asistente de instalación hasta el final.
Al acabar, ya tendremos nuestro Windows de 64 bits en marcha, y podremos ver que Windows lo indica como un sistema de 64 bits normal, y que tenemos disponible toda la memoria RAM para usarla.
La licencia de Windows es válida para las dos versiones, y todos los accesorios van a funcionar sin problemas en el nuevo sistema de 64 bits.
¿Y qué pasa con el proceso inverso?
Se puede dar la circunstancia de que, en determinadas situaciones, especialmente en algunas empresas que aún trabajen con software muy antiguo, quieran llevar a cabo el proceso inverso. Queremos decir que se pueden plantear convertir un sistema Windows de 64 bits en uno de 32. Pues bien, llegados a este punto os diremos que este es un movimiento que no tiene demasiado sentido y además es lo suficientemente engorroso como para que no valga la pena. Más si tenemos en consideración que Windows 10 tiene un modo de compatibilidad con aplicaciones antiguas, aunque sean de 32 bits. Por lo tanto, es preferible echar mano de esta herramienta integrada que volver atrás en el pasado y trabajar con Windows tan limitado.