En los tiempos que corren la mayoría de nosotros utilizamos determinadas contraseñas para acceder a todo tipo de plataformas, equipos y aplicaciones. Estas pueden ser más o menos robustas, todo depende del cuidado que pongamos a la hora de definir. Pero lo cierto es que de un modo u otro tenemos que recordar las para usarlas en el futuro. Precisamente para todo esto nos puede ser muy útil un gestor de contraseñas.
Tal y como venimos contando desde hace mucho tiempo, a la hora de utilizar este tipo de claves de acceso, las mismas deben de ser lo más seguras posible. Esto se traduce en que deberían de ser robustas y complejas, lo que dificulta en gran medida recordarlas para más adelante. Pero para todo esto podemos echar mano de los programas conocidos como gestores de contraseñas. Tal y como su propio nombre indica, estos se encargan de almacenar todas nuestras password en su interior y quedan protegidas bajo una contraseña maestra.
Además con el paso del tiempo estas aplicaciones se han ido modernizando y adaptando a nuestras necesidades, de este modo ya ofrecen multitud de funciones relacionadas. En un principio parece que todo lo que rodea a los gestores de contraseñas son ventajas, pero en realidad no es tanto así. De hecho nos podemos encontrar con algunos inconvenientes en cuanto a su uso constante, tal y como veremos a continuación.
Riesgos de privacidad de las contraseñas guardadas
Tenemos la posibilidad de echar mano de plataformas de este tipo que funcionan en la nube o a nivel local. Esto quiere decir que las contraseñas que vayamos guardando en el gestor se almacenarán, bien en los servidores de la firma que nos ofrece el servicio, o en nuestro ordenador. Lo que debemos tener muy en cuenta es que en el segundo de los casos estamos guardando todas nuestras claves de acceso en un equipo ajeno.
Esto como no podía ser de otro modo, conlleva una serie de riesgos, ya que se pueden producir filtraciones o hackeo de los servidores, etc. Es por ello por lo que en la mayoría de las ocasiones es más recomendable usar gestores de contraseñas que funcionen de manera local, eso sí, manteniendo más de una copia de seguridad de la base de datos de claves.
Olvidar la clave maestra personal
Ya os hemos comentado antes que Hola qué tal las contraseñas que almacenemos en estos programas son accesibles posteriormente a través de una clave maestra. Por tanto como es evidente debemos tener muy presente cuál es esa clave maestra, y no olvidarla. A su vez debe ser lo suficientemente compleja como para que no se pueda averiguar fácilmente, ya que si cae en malas manos tenemos un serio problema.
Además en estos gestores de contraseñas también tenemos la posibilidad en muchas ocasiones de almacenar otros datos privados como notas, tarjetas bancarias, etc.
El gestor de contraseñas puede dejar de recibir soporte
A pesar de que tenemos multitud de soluciones de este tipo entre las que elegir, lo más recomendable es seleccionar algún software conocido y que lleve el tiempo entre nosotros. Decimos esto porque decantarnos por desarrolladores que no están lo suficientemente asentados en el mercado, puede hacer que repentinamente el proyecto desaparezca. Esto se traduciría en que el software deja de recibir soporte, lo que es un peligro, o sencillamente desaparece de un día para otro.
Lo que os contamos no es lo habitual, y aunque sucediese lo más probable es que sus responsables nos avisen antes, pero en un tema tan delicado como éste es mejor no correr riesgos.