Casi un año entero de quejas por parte de los usuarios han hundido la imagen de Microsoft, al menos en un sector muy crítico desde siempre con los de Redmond. La actualización a Windows 10 ha parecido demasiado agresiva en ocasiones, algo que ya ha acarreado la primera multa para Microsoft. ¿Será la última?
Como nos cuentan nuestros compañeros de ADSLZone, Microsoft ha sido condenada a pagar 10.000 dólares a Teri Goldstein, una mujer dueña de una agencia de viajes que se vio perjudicada por la actualización de Windows 10, ya que según ella misma, nunca quiso actualizar. Microsoft, para quitarse de líos, ha decidido pagar, indicando que investigarán lo sucedido ya que aseguran que siempre se pide permiso al usuario para instalar el nuevo sistema operativo.
Obviamente en Redmond han sido listos y han querido que esto quede como un caso aislado, un pequeño error de Windows 10 que se soluciona con una pequeña indemnización. El problema es que esto ha abierto la veda, y es muy probable que haya miles de usuarios de Microsoft cabreados por este motivo. ¿Podrá Microsoft seguir defendiendo la teoría del hecho aislado?
Windows 10 podría quedar dañado
Lo raro es que hasta ahora no se haya realizado una demanda colectiva en Estados Unidos, viendo lo que les gustan este tipo de acciones a los americanos, y teniendo en cuenta el número de quejas que todos los días vemos en distintos foros relacionados con la agresividad de Microsoft a la hora de promocionar su nuevo sistema operativo.
No ya solo que se hayan dado casos de instalaciones no autorizadas por el usuario, sino que el sistema para recordarlo día sí, día también, ya ha sido denominado por muchos como un malware propiamente dicho.
Suponemos que el problema principal de este tipo de demandas es demostrar que efectivamente se ha instalado sin permiso del usuario, ya que otra cosa no entra dentro de la ilegalidad y, por tanto, en Redmond se pueden lavar las manos. El problema más bien tiene que ver con la pérdida de imagen, algo que quizá a la larga le pueda perjudicar. Actualmente la gran mayoría de usuarios no ve alternativas a Windows y, por tanto, Microsoft se puede permitir ciertos lujos. Sin embargo, esto puede cambiar, y este tipo de técnicas no le ayudarán a contraatacar en caso de que otro sistema operativo de la competencia le empiece a hacer frente. Ningún imperio dura para siempre, y menos tratando así a la gente de la que vives.
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